Criopreservación, crionización y animación suspendida.
En el invierno de 2001, siendo 24 de febrero, una bebé canadiense de trece meses llamada Erika Nordby cometió la mayor travesura de su corta vida; la clase de trastada infantil que debería haberla matado sin remisión. Mientras su madre dormía, Erika se escapó de la cuna y de la casa por la puerta trasera. Fuera, hacía veinticuatro grados bajo cero y ella ya no fue capaz de encontrar el camino de regreso al calor del hogar. Sólo llevaba puesto su pañal por toda protección.
La encontraron cuatro horas después convertida en un minúsculo montoncito de carne azul en medio de la nieve y el hielo, con una temperatura corporal de 16 ºC. Estaba, por supuesto, clínicamente muerta; llevaba al menos dos horas en parada cardiorrespiratoria. Pero como un intento in extremis de resucitación cardiopulmonar obtuvo algún resultado, la enviaron con la máxima urgencia al Hospital Universitario de Alberta en Edmonton. Allí, con técnicas de medicina intensiva avanzada y amplia experiencia en casos de hipotermia, consiguieron sacarla adelante.
Hoy en día, Erika tiene diez años y no recuerda nada, pues era demasiado pequeña para recordar; pero está bien, no le falta ninguna extremidad y no le han quedado secuelas. Como siempre en estos casos se habló de milagro (entonces, ¿estos otros qué fueron?) y hasta le dedicaron una canción. Erika gateó al frío, murió y regresó de entre los muertos agarrada a la mano de la ciencia. Y ella, a cambio, le hizo un regalo a la ciencia: la demostración palmaria de que es posible morir de frío y retornar sin daños significativos. De que, en último término, la animación suspendida podría tener alguna posibilidad más allá de la pura ciencia-ficción.
Morir y no-morir de frío.
Por supuesto, el caso de Erika no es único; pero sí, con mucha probabilidad, el mejor documentado y más extremo. En 2006, por ejemplo, un funcionario japonés llamado Mitsutaka Uchikoshi se fue con unos colegas a hacer una barbacoa en lo alto de los Montes Rokkō –un destino habitual para excursionistas–. Cuando llegó la hora de bajar los demás lo hicieron en teleférico, pero él decidió darse un paseo por la nieve hasta el valle. Uno podría pensar que el señor Uchikoshi, de 35 años de edad, se había pasado un pelín con el sake; aunque según los médicos sólo consumió agua mineral junto con el resto de productos propios de una barbacoa. El caso es que se perdió, resbaló sobre el hielo y se partió la pelvis. Lo encontraría un montañero veinticuatro días después, ensangrentado y medio sepultado por la nieve.
Sin embargo, Mitsutaka no estaba muerto. Debería haber muerto por al menos media docena de razones –entre ellas hipotermia, deshidratación, hemorragia interna, embolismo graso e inanición– pero presentaba algo de pulso, muy débil, y una temperatura corporal de 22 ºC. Trasladado a un hospital de Kobe, se repuso también por completo de sus lesiones y de haber estado expuesto a la intemperie con temperaturas tan bajas. En su caso no llegó a morir como la pequeña Erika –mantenía la actividad cardiopulmonar, aunque reducida a un mínimo–; lo cual es, si nos ponemos, casi aún más asombroso. Según sus declaraciones, "al segundo día, el sol se había ido... Estaba en un campo, y me sentía muy bien. Eso es lo último que recuerdo."
Los casos de Erika y Mitsutaka son excepcionales. Lo normal en semejantes circunstancias es morir definitivamente: la exposición al frío extremo puede acabar con una persona incluso en pocos minutos. Al menos hasta hace algún tiempo, los procedimientos operacionales de la OTAN para tiempos de guerra sólo contemplaban la búsqueda de un piloto derribado sobre el Atlántico Norte en invierno durante un máximo de una hora; prolongarla más sería una pérdida inútil de tiempo y recursos muy necesarios durante un gran conflicto, pues sin duda el pobre tipo estaría ya pajarito, sumergido en agua a cerca de 0 ºC.
En general, la hipotermia es un viejo enemigo que se nos lleva con facilidad y una extraña dulzura, esa sensación de bienestar que mencionó nuestro superviviente nipón. Se ha llamado de siempre la muerte dulce, pues al parecer hay un momento en que se deja de sentir el frío atroz y éste se ve reemplazado por una especie de fuerte borrachera muy agradable –señal de que te estás muriendo–. No es raro encontrar a los congelados con una sonrisa en la cara, que muchos creen rictus, pero según quienes han logrado sobrevivir se correspondería más bien a ese singular colocón. Y sin ropa: por algún motivo cerebral desconocido, tendemos a desnudarnos paradójicamente cuando nos estamos muriendo de frío.
Más allá de la muerte clínica –el momento en que se interrumpe la actividad cardiopulmonar– los tejidos congelados tardan bastante en morir del todo. En realidad, lo que ocurre cuando nos congelamos es una progresiva ralentización y finalmente paralización de los procesos metabólicos que nos mantienen vivos pero también de los de la muerte (pues unos y otros no son sino reacciones químicas que sólo pueden ocurrir dentro de un determinado rango de temperaturas, como cualquier otra). Con lo cual estamos ante una especie de parálisis inducida, que permite a algunos animales adaptados evolutivamente congelarse y descongelarse con normalidad.
Sin embargo, en humanos –y en los seres de sangre caliente en general– la cosa se complica, pues dependemos de una serie de complejos equilibrios térmicos para que nuestros órganos no sufran daños. De manera muy notoria, la parada cardiorrespiratoria –con la subsiguiente interrupción del flujo de oxígeno y nutrientes– provoca rápidamente graves lesiones isquémicas en el cerebro, que suele congelarse más tarde y por tanto sigue teniendo necesidades de suministro; el encéfalo queda destruido antes de detenerse también, lo que imposibilita la recuperación posterior. Esto es precisamente lo que hace extraordinario el caso de la bebé Erika, que estuvo parada durante más de dos horas.
Conforme la temperatura sigue descendiendo y baja de cero grados, se produce otra lesión masiva y definitiva: la destrucción celular. Por un lado, se forma hielo entre las células, separándolas y provocando daños mecánicos y químicos. Por el otro, si la velocidad de congelación excede la pérdida de agua por ósmosis a los espacios intercelulares, el citoplasma forma cristales que rompen la membrana y dañan la célula irreversiblemente. Un cuerpo congelado, pese a su aspecto posiblemente saludable, tiene las células destruidas y no se puede recuperar. Está definitivamente muerto.
Criopreservación.
Hace muchos años que sabemos cómo conservar algunos tejidos en frío sin que sufran esta clase de daños. En la actualidad se congelan normalmente materiales humanos como el semen, los óvulos, los embriones o la sangre para su utilización posterior. Fue James Lovelock –el de la Hipótesis Gaia– quien se dio cuenta por primera vez de que el daño causado a los glóbulos rojos de la sangre durante la congelación estaba estrechamente relacionado con el ritmo de pérdida de líquidos por ósmosis; y propuso un mecanismo sencillo para impedirlo mediante la modificación de su salinidad. A Lovelock se le recuerda también por la invención del detector de captura de electrones, todo lo cual le pone intelectualmente bastante por encima de la mayoría de sus críticos.
Los órganos para transplantes también se suelen transportar refrigerados (aunque no congelados). En la actualidad, diversas técnicas médicas enfrían al paciente para reducir su metabolismo y ralentizar así los daños causados por un proceso patológico mientras se intenta corregir; como, por ejemplo, en la terapia cardio-hipotérmica.
La idea de congelar a un ser humano para resucitarlo con posterioridad es aún más antigua, y se deriva directamente de la momificación, de la observación de las propiedades conservantes del enfriamiento (por ralentizar o detener todas las reacciones químicas, incluyendo los metabolismos) y de los animales que se pueden hibernar e incluso congelar sin sufrir daños cuando vuelve el calor. El concepto ya fue acariciado por Ben Franklin y por los cosmistas rusos, pero no resultaría plasmado en su forma moderna hasta los años '60 del siglo XX, a raíz de los trabajos del científico norteamericano Robert Ettinger y del particular Evan Cooper; en esencia, ambos propusieron la congelación controlada del cuerpo humano para preservarlo durante un tiempo indefinido.
Los motivos para investigar estas técnicas son variados y potentes: la obligación ética de proteger la vida de un paciente por todos los medios posibles hasta que aparezca en el porvenir una manera de curarlo; la posibilidad de hacerlo hasta que se descubra algún modo de detener o revertir el envejecimiento; facilitar vuelos espaciales a grandes distancias u otras actividades de muy larga duración; avanzar en la medicina de urgencias; mejorar radicalmente la tecnología de conservación para transplantes, permitiendo así el surgimiento de bancos de órganos mucho mejores que los actuales; y otros muchos. Sus críticos también son diversos y fuertes, extendiéndose desde numerosos ámbitos de la ciencia (que lo consideran una remota posibilidad futura y las ofertas comerciales actuales, un simple fraude) hasta la religión, siempre recelosa ante todas estas cuestiones de la vida, la muerte y la reproducción que escapan radicalmente de sus tradiciones y capacidades.
El concepto es sencillo. Consiste en congelar un cuerpo humano o al menos su cerebro a la temperatura del nitrógeno líquido, en la que puede perdurar durante un periodo de tiempo muy largo, de tal manera que sea posible su descongelación y reanimación en el futuro. A partir de aquí, claro, empiezan las dificultades; y no sólo de índole científico-técnica, sino de orden humano común. Por ejemplo: es muy difícil hacer predicciones a largo plazo. Cualquier cálculo a más de veinte o treinta años vista resulta sumamente aventurado, y a más de cincuenta, fantasía.
La conservación del cuerpo y sus condiciones puede verse afectada por numerosos hechos frecuentes en la historia de la humanidad, como guerras y revoluciones de importancia o transformaciones sociales, políticas, ideológicas, religiosas y económicas. El hecho de que en la actualidad estos intentos sean cosa de entidades privadas incrementa la incertidumbre, pues éstas se hallan característicamente sujetas a vaivenes del mercado, la moda, cambios de modelo político-económico o simples cuestiones de éxito y fracaso empresarial. Cuanto mayor sea el plazo antes de la reanimación, mayores serán estas inseguridades: las pirámides de Egipto han perdurado cuatro milenios y medio, pero sus contenidos fueron saqueados antes de que transcurriese el primero (y por tal razón los siguientes faraones optaron por esconder sus enterramientos en desiertos remotos como el Valle de los Reyes, con parecido éxito: ninguno). Y eso que aquella fue una sociedad singularmente estable y ordenada, más lenta y con una duración mucho mayor que cualquiera de las modernas.
Técnicamente, el problema está también lejos de ser resuelto a pesar de la esperanza que nos aportan casos como el de Erika o Mitsutaka. Ambos, y sobre todo la primera, demuestran que es posible un proceso de congelación sin daño cerebral isquémico significativo; sin embargo, la razón exacta de que salieran tan bien parados aún no está clara. Hace poco, investigadores del Centro Fred Hutchinson de Investigación sobre el Cáncer propusieron que pudo deberse –paradójicamente– a que ambos quedaron acostados boca abajo sobre la nieve, con la nariz y la boca bloqueadas al menos parcialmente, y por tanto privados de oxígeno en alguna medida; al parecer, esta privación en condiciones de frío extremo podría lanzar un proceso denominado animación suspendida por anoxia inducida. Y aseguran haberlo aplicado con un 97% de éxito usando unos gusanitos cuyo metabolismo es muy parecido al nuestro.
Parte del problema de todo esto, claro, es que la experimentación aplicada resulta de lo más peliagudo. En todos los países del mundo, congelar a un ser humano hasta pararlo sin reanimarlo inmediatamente a continuación constituye –simplemente– homicidio. Y aunque no fuera así, mediante la incorporación de alguna exención voluntaria, ya estarían los comités de ética dispuestos a echarse las manos a la cabeza. Esto significa que sólo se puede congelar un cadáver, concepto que puede variar según países, costumbres y prácticas generalmente admitidas, pero que siempre implica parada cardiorrespiratoria previa y certificado de defunción. De la misma forma que no se permite la eutanasia en la mayoría de países por mucho que el paciente la pida, tampoco se permite la criogenización en vivo (pues, a efectos legales, sería una forma de eutanasia; no existe ninguna legislación que prevea un tercer estado suspendido además de vivo o muerto, y alguien que no respira ni palpita ni presenta actividad cerebral está técnicamente muerto, con lo que hallaríamos ante un homicidio por eutanasia).
Esto complica enormemente toda posible investigación y convierte a la criopreservación integral, hoy por hoy, en una forma de enterramiento; lo que genera sus propios problemas con las religiones, pues muchas de ellas no la admiten como práctica funeraria. Esto no es lo más grave. Lo más grave es que, al tener que esperar necesariamente a que el paciente esté legalmente muerto, se dificulta muchísimo cualquier posible intento futuro de reanimación (porque los tejidos están ya muy dañados y los procesos de descomposición, iniciados).
Pero, ¿está la criopreservación lo bastante avanzada como para empezar a plantearse estos problemas? Pues depende de quien lo diga. El mero hecho de que estas investigaciones estén tan severamente restringidas, por supuesto, retrasa toda la disciplina. En la actualidad existe la demostración palmaria de que una persona puede pararse en frío –como la pequeña Erika, que no es la única– sin sufrir daños cerebrales dignos de mención. Paralelamente, se está trabajando en las llamadas técnicas de vitrificación y en el uso de crioprotectores (sustancias similares a las que producen de manera natural los seres que son capaces de congelarse y descongelarse sin daños). Pero si alguien plantea directamente la pregunta "¿es posible hoy por hoy congelar a un ser humano con la perspectiva razonable de reanimarlo en el futuro?" la respuesta es "muy probablemente, no".
Sin embargo, hay matices a ese "no". En primer lugar, casi por definición –dado que no podemos prever el futuro– no es posible saber si en tal o cual década será posible reanimar cuerpos que hoy en día consideramos difuntos y bien difuntos; sí es posible predecir razonablemente que, cuanto menos dañado se encuentre el sistema nervioso central, más fácil resultará. Por otra parte, es posible que incluso pequeños avances en vitrificación y crioprotección representen saltos importantes en la posibilidad de criogenizar un cuerpo humano con expectativas sensatas de que se pueda resucitar. En tercer lugar, una apertura legal a la suspensión voluntaria (con las garantías que se quiera) podría acelerar significativamente estas investigaciones sin tener que estar pendientes de accidentes espantosos e incontrolados como el de la pequeña Erika. Que volvió del frío de la mano de la ciencia y, si ella pudo, otros podrán.
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Un artículo interesante. He descubierto el blog hace poco y reconozco que me he quedado con la boca abierta.
ResponderEliminarOtra vez enhorabuena por la divulgación, que al menos a mí me viene de perlas.
ResponderEliminarSolo hacerte un comentario: La criogenización de "cadáveres" puede que no tenga una respuesta a la "animación" futura del cadáver en sí, pero si el "cadáver" mantiene buenas condiciones futuras, su posible reanimación vendría más bien de la mano de la Clonación.
Y eso si la empresa que tiene tu cabeza congelada sobrevive cientos de años, claro, y también si entonces la clonación humana es viable en la sociedad futura, no sé si me explico.
Saludos cordiales
De todas formas, que hayan sobrevivido 2 horas o 20 días... bueno, sí es extraordinario pero tal vez haya un límite más allá, tal vez 2 meses en esa situación y finalmente se acabe falleciendo. Lo peor es la dificultad de estudiarlo aunque si se consigue una buena base científica tal vez se puedan usar esos conocimientos en casos de urgencia donde no haya ningún tipo de esperanza y que sirvan como pruebas a la vez.
ResponderEliminarManuel Nicolás dijo... ...
ResponderEliminarNo, te confundes. la oferta de esas empresas es devolver a la vida en un futuro lejajo a las personas que han congelado, con sus recuerdos y sentimientos. Si fuera para clonacion con un par de celulas seria suficiente.Ellos concentran todos uss esfuerzos son en reducir los daños que provoca la congelacion celulares y soñar que un futuro lejano algun cientifico le apetesca recuperar algun humano del siglo XX.
Los gusanos serán parecidos pero cuando han intentado la misma operacion (anoxia inducida con H2S) con seres superiores, en el caso ganado ovino han visto que los efectos son contrarios a los vistos en ratas donde si han conseguido la muerte y resureccion tras bastantes minutos.
Recomiendo la conferencia que dio en TED Mark Roth el simpatico bigotudo que aparece en la foto que se dedica a congelar gusanos.
http://www.ted.com/talks/lang/spa/mark_roth_suspended_animation.html
Y en un numero de investigacion y ciencia 404 -MAYO 2010: La función dual del sulfuro de hidrógeno
Yo no veo tan lejano la muerte inducida, DARPA esta ponieno mucho dinero en ello... aunque llevan con esa investigacion desde las Malvinas.
bueno, en la naturaleza existen mamíferos de gran tamaño como el oso que son capaces de hibernar. no es exactamente criopreservación en sentido estricto (la que permitiría enviar humanos a alpha centauri) pero los mecanismos del oso deberían también funcionar con seres humanos; e incluso llevarlo más allá hasta una suspensión total.
ResponderEliminardesde un punto de vista ético, lo de congelarse para ser reanimado en el futuro me parece de una infantilidad y una miopía terrible. no sólo hay que saber morirse; también hay que darse cuenta de que sólo una vida digna merece la pena y, además, de que nadie garantiza que en el futuro vivamos en la sociedad perfecta con coches voladores o que haya alguien dispuesto a resucitarnos.
respecto al hecho de quitarse la ropa en caso de hipotermia:
ResponderEliminar"Conforme el cuerpo se encuentra más y más frío, la sangre se desplaza desde las extremidades hasta los órganos vitales internos para protegerlos. Por esa razón, las primeras partes del cuerpo en enfriarse son los pies y las manos."
Via: http://medtempus.com/archives/%C2%BFpor-que-hay-gente-que-se-quita-la-ropa-en-una-hipotermia-severa/
Las barreras están para romperlas y en eso el hombre es especialista. Es perfectamente humano luchar contra la muerte y no me cabe duda de que tarde o temprano el ser humano será inmortal (al menos de forma natural). El concepto es muy simple aunque tremendamente complicado científicamente, congelar o pausar la vida para volver a reanimarla después. ¿Quien sabe si en un futuro puedan trasplantarse incluso cerebros a cuerpor clonados?. Ciencia ficción por ahora, ciencia en el futuro.
ResponderEliminarJustamente, el lunes le estaba contando a mi piba la movida esta de esta empresa, preguntandome acerca si Walt DIsney estaba alli. Cosa que creo que es un bulo. Un abrazo yuri, eres el putio ;P
ResponderEliminarPues claro que puedo estar confundido, Placeres, pero me parece más probable (en un futuro) animar un cuerpo congelado mediante clonación, que descongelarlo y que vuelva a la vida, así como esté, con sus recuerdos y todo.
ResponderEliminarEn cuanto a que se pueda clonar un cuerpo con solo dos células, por ahora va a ser que no. Pero en un futuro..........¿No sería más fácil con un cuerpo entero repleto de células?
Seguro que Yuri puede contestarte mejor que yo.
Y sin ropa: por algún motivo cerebral desconocido, tendemos a desnudarnos paradójicamente cuando nos estamos muriendo de frío.
ResponderEliminarLeí en algún sitio que eso es debido a que los vaso sanguíneos de la piel se dilatan, para subir la temperatura de la piel y evitar perder más calor, y eso da una sensación de calor muy grande.
Cuando era niño alucinaba con esa película de Stalone "Demoledor", en donde los presos eran congelados y luego reanimados en el futuro.
ResponderEliminarGran artículo, Yuri. Gracias.
ResponderEliminarLeyendo tu entrada me han venido a la mente las impactantes imágenes de la "zona muerta" del Everest:
http://jose.gs/por-que-se-dice-que-el-everest-se-ha-convertido-en-un-circo/
No apto para todos los públicos.
Buenasss... :-)
ResponderEliminarVida Dospuntocero:
Gracias. :-)
Manuel Nicolás:
Pero la clonación no clona el "yo". Es una forma de reproducción. Se puede usar la clonación para recomponer "un cuerpo nuevo", pero al menos el cerebro -durante una buena temporada- tiene que ser preservado, como bien indicas al final.
Sin embargo, no deja de ser una complicación añadida al proceso de resucitación.
Braar:
Lo significativo es que *es posible* algo que hasta hace poco tiempo no se consideraba como tal. Si una persona puede caer en parada por frío y regresar sin secuelas, eso significa que el daño isquémico cerebral no es una barrera absoluta. Lo que abre bastantes posibilidades. :-)
Placeres:
Eso mismo.
Voet:
Y también invertebrados que se congelan y descongelan con toda normalidad, en lo que sí es criopreservación en sentido estricto. :-)
En cuanto a la consideración ética, pienso que es discutible. Son muchos los beneficios para la humanidad que se pueden obtener de una investigación así, aunque al final no se saldaran con la (pseudo)-inmortalidad. En último término, el afán de inmortalidad ha sido común a la especie humana desde tiempo inmemorial, y yo entiendo que constituye una aspiración legítima. Con sus propios problemas y matices, sin duda, pero legítima.
Xavicx, Joan Antoni:
Pues sí, parece que existen algunas hipótesis al respecto de la desnudez paradójica. Veré de retocarlo. :-)
Iko:
"Debemos saber. Sabremos." ;-)
http://lapizarradeyuri.blogspot.com/2009/07/seis-citas-para-un-blog.html
Joe:
Walt Disney, en contra de la creencia popular, fue incinerado. La primera persona en ser criopreservada, en 1967, fue James Bedford, profesor de psicología de la Universidad de California. Disney falleció un mes antes.
Emmanuel L.:
Hay varias. ;-)
Dani:
Ciertamente. Y una demostración de que la hipotermia, normalmente, nos liquida con gran eficacia.
Buen artículo, Yuri. Nos tienes malacostumbrados ;-)
ResponderEliminarLo de la desnudez paradójica me ha recordado un sonado "misterio" sin resolver de la antigua URSS: el incidente del paso Dyatlov.
http://en.wikipedia.org/wiki/Dyatlov_Pass_incident
Un grupo de alpinistas (bueno, "uralistas") del Politécnico de los Urales fue de acampada al Jolat Syaji (monte de los Muertos en lengua mansi) y no volvió vivo. Lanzaron una expedición de búsqueda y tras varios meses encontraron todos los cuerpos. Cinco habían muerto de hipotermia, otros habían muerto por una tremenda presión, y habían salido de la tienda donde acampaban rasgándola desde adentro.Un misterio del que se ha llegado a decir que los cuerpos emitían radioactividad y que hay intereses ocultos detrás: OVNIs, proyectos secretos del Gobierno...
Sin embargo, si usamos el principio del viejo monje Occam, la explicación puede ser mucho más aburrida. Como que la hipotermia provocó el efecto de sensación de gran calor (eso explicaría por qué los cuerpos se encontraron en ropa interior y descalzos) y que un alud aplastó a los cuatro cuerpos que se encontraron al fondo de un barranco. Es más chulo pensar en conspiraciones reptilianas.
¿por qué no recopilas tus posts y los publicas en formato libro en Lulu o en algún sitio de estos?
ResponderEliminarYo me lo compraría sin duda, haces un trabajo divulgativo espectacular
Hola!
ResponderEliminarEn los protocolos de resucitación cardiopulmonar se contempla que ante una resucitación a bajas temperaturas el proceso ha de continuarse ad eternum o hasta que el resucitador esté extenuado o llegue ayuda. No hay un límite como en otras condiciones.
Además, existen ensayos clínicos actualmente que prueban la opción de usar el frío como elemento protector en pacientes que hayan sufrido un infarto, bien sea miocárdico o cerebral, para evitar los procesos metabólicos de daño oxidativo que conllevan estos.
Un saludo, excelente artículo!
Excelente -como siempre, Yuri, no sé si será bueno halagar tanto tu ego, ;) -.
ResponderEliminarLa hibernación es una vieja búsqueda de la cosmonáutica, pues es más barato un astronauta que apenas consume un poco de electricidad que mandarlo en una misión donde lo van a tener que alimentar durante un par de años. Cuando llega se le pone "dies minutos en el microondas" y a correr.
La Academia de Ciencias Rusa -Soviética- había mostrado unos chuchos a los que congeló y descongeló. Al final uno ya no sabe si era sólo cuestión de falsa publicidad para fastidiar a los USA o qué.
Eladio.
Me he registrado solamente para poder responder a este post y hacer unas puntualiaciones muy importantes y corregir una falsedad gratuita y categórica que de verdad me ha sentado bastante mal, puesto que es fruto del desconocimiento.
ResponderEliminarAntes de enviar un post así hay que documentarse muy bien, pues se crean bulos y se hacen correr falsos rumores entre la gente, en base a cosas que no son ciertas.
Yo soy español, vivo a caballo entre España y USA por motivos laborales, y soy socio de una de esas fundaciones (no empresas, primera puntualización), llamada Alcor. Antes de firmar cualquier contrato, absolutamente TODOS los miembros (o clientes si prefieres llamarlo, aunque no es la palabra correcta) de Alcor somos PLENAMENTE conscientes, y así está por escrito firmado, de que no existe garantía alguna a día de hoy de que el futuro la criónica vaya a funcionar, es una mera proposición científica que solo funcionará a base de mucho trabajo, o incluso puede que no funcione porque el daño isquémico sea irreparable, es algo que todos asumimos.
La mayoría de socios de Alcor somos matemáticos, científicos, ingenieros, médicos, biólogos o personas cercanas a la ciencia en nuestro día a día, por lo que sin ser pretencioso, creo que sabemos donde nos metemos y de que estamos hablando.
El hecho de que en el futuro se logre reanimar o no a los "pacientes" suspendidos en nuestros días depende principalmente de dos factores, el primero es la calidad de la suspensión que se haga hoy en día (ahora se usa la vitrificación, por lo que hablar de congelación, es incorrecto, aunque puedan parecer similares, son dos procesos diferentes con resultados tambien diferentes) y el segundo es la investigación, de cuanto investiguemos hoy y en un futuro depende que realmente la criónica sea viable o no.
Hace 3 décadas cuando comenzó todo, la criónica era una fantasía sin pies ni cabeza, todo se fundamentaba en ideas sin base científica alguna, al menos aparentemente, congelar para descongelar, que absurdo! Mas tarde, se pasó a considerar una ficción con poca base científica, el hecho de que en un futuro se pudiera "descongelar" a alguien en un futuro congelado hoy.
Hace apenas 10-15 años, se consideraba ya ciencia ficción, puesto que se preveían qué técnicas -aun no existentes- se iban a utilizar y nos sonaban a ficción aunque con base científica, como la nanotecnología (minirobots en la sangre? que locura!), creación artificial de órganos en laboratorio (seguid soñando!), clonación animal (la gente ve demasiado el cine!) vitrificar un tejido? que es eso??! eso es imposible de hacer! decían algunos, todo tipo de críticas, descalificaciones y ridiculizaciones.
Hoy en día ya se puede considerar que el futuro de la criónica ya es más ciencia que ficción, existen los nanorobots pese a que mucha gente no creía nunca que fueran a existir mini ordenadores y minimaquinas te tamaño nanométrico e incluso menor, todos los pacientes ya son vitificados, pese a que otra gente tampoco creia que nunca fuera posible hacer eso con un tejido animal, ya se hacen órganos en laboratorio incluso hay máquinas (impresoras en 3D que hacen huesos y más organos artificiales aun en experimentación), y de la clonación que vamos a hablar que no sepamos? Quien se rie ahora de algo de todo eso?
(sigue en otro comentario)
Por si fuera poco, se ha logrado vitrificar y reanimar con éxito algunos órganos de animales (buscar video en youtube), trasplantarlos y funcionar a la perfección dentro de otros animales, y seguir una vida normal, con lo cual la vitrificación ya es algo real a día de hoy, cuando eran tomados por chiflados los primeros en proponerla.
ResponderEliminarHemos llegado a un punto donde las trabas -que aún no son pocas- que puede haber en un futuro cada vez parecen ser menos técnicas y más de tipo social o de tipo legal o ético, puesto que muy poca gente duda de la capacidad tecnológica y médica con todos los últimos avances, para poder lograr que realmente la criónica sea viable y sea un éxito en un futuro. No existe técnica en que se fundamente la proposición criónica que hoy no se haya comenzado a desarrollar y que se pueda considerar imposible.
Con lo cual, pese a no haber ninguna garantía de éxito, los que hemos elegido criogenizarnos en un futuro, no somos víctimas de ningun fraude, somos plenamente conscientes de ello, puedes ponerte en contacto si lo deseas con Alcor o con sus representantes en España, un grupo de trabajo que lleva muchos años trabajando con Alcor y aún no ofrece sus servicios aunque parece ser que lo hará en un futuro próximo en España (www.crionica.org) y verificar que efectivamente no existe fraude alguno y todo está bastante claro antes de firmar nada.
La crionica es una opción que se abre tras la declaración legal de la muerte, la más pragmática por remota que pueda ser, nadie puede afirmar que no exista posibilidad alguna de éxito (y cada vez que pasa el tiempo es mas y más pausible), puesto que todas las demás opciones sabemos a ciencia cierta que no funcionan, o incluso con la ley en la mano si se aplicase a rajatabla sí que son un fraude como la opción religiosa, ya que científicamente es imposible revertir un proceso de combustión de un cuerpo humano hecho cenizas, o un cuerpo putrefacto siglos en un ataud y volverlo a la vida como prometen los curas en las Iglesias, y aún no se les ha echado encima consumo por vender un producto fraudulento sin garantía ni base científica alguna.
Esperando una rectificación aprovecho para enviarte un saludo y felicitarte por haber publicado el artículo, estos temas esta bien sacarlos a debate y que la gente lo discuta y vayamos evolucionando poco a poco para que la legislación cambie y cada cual pueda elegir libremente y de manera personal que desea hacer con su vida y con su muerte y la ley le proteja al igual que protege las creencias religiosas aunque carezcan de fundamento alguno.
Sé que hay una carta firmada por cientificos de reconocido nivel incluso algun premio Nobel a favor de la criónica y de su viabilidad científica, pero no logro encontrarla, quien le interese que google un poco y verá que parte de la comunidad científica tambien apoya las bases de la criónica y su regulación legal.
Jose Manuel.
Yuri, apuntate a los premios 20blog (del 20 minutos) que te voto! http://lablogoteca.20minutos.es/premios-20blogs/
ResponderEliminarJM Ares: la verdad es que no comprendo en qué te basas para criticar el artículo de Yuri.
ResponderEliminar¿En qué se contradice lo que él afirma de lo que afirmas tú? Tú te centras en los detalles administrativos de la criogenización después de muerto, un detalle en el que Yuri -incluso- se muestra de acuerdo contigo. No entiendo tu postura de agraviado, la verdad.
Relee el artículo y, si quieres añadir algo, bienvenido será. Pero, por favor, no busques agravios donde no los hay, porque ya tiene el mundo bastantes problemas como para que te los inventes.
Saludos.
Eladio.
Yo tampoco me entero de qué es lo que se supone que debo rectificar. :-/
ResponderEliminar¡Pero si estamos diciendo básicamente lo mismo! Lo que pasa es que yo soy menos entusiasta sobre sus posibilidades actuales y expongo que hay gente que plantea críticas. Pero de verdad que no sé cuál es la rectificación solicitada exactamente. ¿Cuál es la "falsedad gratuita y categórica" en que he incurrido? :-(
Pues yo tampoco lo sé. Por más que miro tu post no encuentro especiales contradicciones.
ResponderEliminarLo único que se me ocurre es el mecionado proceso de vitrificación, que no mencionas, pero que me parecería especialmente interesante que se explicara, sobre todo para los profanos.
Hola de nuevo, me refería en concreto a este parrafo:
ResponderEliminar"(que lo consideran una remota posibilidad futura y las ofertas comerciales actuales, un simple fraude)"
Desde el momento que todos somos conscientes de lo que firmamos, las limitaciones y las dificultades que hay para conseguir que el proceso tenga éxito, no creo que haya fraude alguno, ni tampoco tengo constancia de ningun científico ni persona seria que lo considere un fraude. Puede tildarse la propuesta de excesivamente optimista, de científicamente inviable, de muchas cosas que se han dicho, pero nadie ha dicho que fuera un fraude porque no lo es, Alcor no promete nada que no pueda cumplir.
Respecto a la vitrificacion si alguien tiene interés de que hoy en día a 2010 ya se han vitrificado y reanimado organos vitales completos de mamíferos y vuelto a trasplantar, puede ver este video, es algo realmente prometedor, no solo para la criónica sino para la medicina convencional, para transplantes, puede suponer la mejora y la salvación de muchas vidas:
Apartir del minuto 13:15
http://www.crionica.org/video/video.htm
Un saludo.
JM Ares, siento decirte que eso no es un parrafo, tan solo un fragmento sacado de contexto.
ResponderEliminar"Sus críticos también son diversos y fuertes, extendiéndose desde numerosos ámbitos de la ciencia (que lo consideran una remota posibilidad futura y las ofertas comerciales actuales, un simple fraude) hasta la religión, siempre recelosa ante todas estas cuestiones de la vida, la muerte y la reproducción que escapan radicalmente de sus tradiciones y capacidades. "
Esto tan solo es un post objetivo de la crionización y demás variantes y por lo tanto se habla tanto de sus partidarios como detractores. Por ello no veo el que tendría que rectificar el autor no habiendo expresado él que esa sea su opinión ni dicho ninguna mentira...
En cuanto a otro tema, muchísimas gracias Yuri por la gran labor que realizas.
Me da miedo que pueda ser posible la vuelta de Walt Disney.... ¡noooooooooooooooooooooooooooooooo!
ResponderEliminarHola a todos
ResponderEliminarSobre este tema me surgen dudas en dos cositas que son las que hacen desear la "inmortalidad", cuestiones éticas aparte.
El cerebro- en apariencia- almacena los recuerdos, las habilidades y la personalidad como una mezcla de componentes químicos y electricos. luego ¿ No implicaría un borrado de este "disco duro" cualquier proceso de vitrificación ó congelación que alterara la situación ? Me viene a la memoria el caso de una chica que casi se ahogó, salvada in extremis por unas reanimación constante y profesional, que al despertar meses después había perdido buena parte de sus recuerdos y conocimientos.
Y, por otro lado, el cerebro es un organo que crece y se va formateando al mismo tiempo. Aunque pudieramos pasar los datos de la vida de una persona a un disco duro real - si puede imaginarse, puede hacerse, un dicho terrible..- ¿Que nos puede asegurar que podemos trasladar esa personalidad a un clón con un cerebro "en blanco" y ser la misma persona de la que se sacó la copia de respaldo? Si es un cerebro adulto esta demostrado que durante el crecimiento se van formando conexiones entre neuronas que no tendremos si nos encontramos con un cerebro "en blanco". Si le metemos los datos al cerebro de un bebé, posiblemente no encontrariamos el cerebro lo suficientemente maduro para meterlo todo de vez y hacerlo por partes podría dar como resultado un individuo diferente al "original"...
Vamos, una paja mental como otra cualquiera...
Kozakmeister:
ResponderEliminarFíjate que no lo relacioné, pues de lo contrario sin duda habría comentado algo. :-D Sí, el incidente del paso Dyatlov es fascinante sin duda... y no el único. ;-)
Laura:
Existe una posibilidad de que eso ocurra. ;-)
Usama:
Así es. Gracias. :-)
Magufo de Guardia:
No he incluído lo de los perros esos porque las referencias son *demasiado* tenues. Pero demasiado-demasiado, vaya. :-D Seguro que hicieron algo e investigaron el tema, pero o se ha perdido y sólo queda la anécdota, o sigue enterrado bajo capas de secreto.
El Hombre Koala:
Me da pereza. :-P No el apuntarme, pero es que cuando te apuntas a esas cosas tienes que hacer otras muchas, y sinceramente no tengo tiempo.
JM Ares / Jasón:
Yo tampoco creo que mencionar la existencia de críticos al concepto y su implementación práctica tenga que ser objeto de rectificación. Máxime cuando el post es generalmente favorable a todo el tema (como lo es su autor...). Pero esas críticas existen, están bastante extendidas y no se pueden ignorar.
Baronesa Roja:
No te preocupes, no volverá. Fue incinerado. :-P
Mon67:
La mayor parte de lo que planteas "requiere más experimentación". ;-)
Aclarar que un clon no eres tú en ningún caso. La clonación, a pesar de toda su "aura", no es más que una forma de reproducción. Un clon tuyo es "tu hijo gemelo", pero no eres tú ni existe hoy por hoy ninguna manera de "transferirte" a él.
Yo puedo hacer aquello tan viejo de las pelis de "clonar a Hitler" y el niño que nazca no tendrá ni más ni menos probabilidades que cualquier otro de acabar siendo lo que fue su antecesor o algo parecido. Y, desde luego, bajo ningún concepto sería él.
Todo el tema de "downloads/uploads" que plantean algunos partidarios de la transhumanidad es algo totalmente en mantillas hoy por hoy.
Tengo claro que un clon no es igual al donante de la celula que le da origen. Le falta su "personalidad", que evoluciona desde el primer grito hasta que el cerebro degenra, camino de la muerte.
ResponderEliminarPor eso me planteo estas cosas.Creo que todos los avances en crio- vitro- robot-, aun en el caso de que logren replicar el cuerpo, no replicaran al individuo, habrá un salto, con lo que el individuo que salga de este proceso no sería, en ningun caso el mismo individuo que cerró los ojos. Muerte del alma e inmortalidad del cuerpo, no se si merece la pena..
La ultima imagen que aparece en la entrada, no es la piramide de Astaná?
ResponderEliminarUn saludo
@Vida Dospuntocero
ResponderEliminarYo lo descubrí hace un tiempo ya y reconozco que sigo con la boca abierta.
:-)
La norma en casos de congelación que nos daban en la facultad de medicina es que nadie congelado está muerto hasta que no esté caliente y muerto.
ResponderEliminarA baja temperatura el cerebro necesita poco oxígeno y se puede bajar la frecuencia cardíaca. Cuando se hace una operación a corazón abierto se colocan bolsas de hielo alrededor de la cabeza del paciente y la perfusión de sangre que hace una máquina en lugar del corazón se hace bajando la temperatura. El músculo aguanta horas sin oxígeno apenas, la piel y la grasa aún más. Lo malo es el cerebro que debe acostrumbrarse a poca sangre, pero que sobrevive al frío.
Por otra parte los bebés tienen una grasa especial, un recuerdo evolutivo que compartimos los mámíferos. Esta grasa, grasa parda, puede quemarse para mantener la temperatura del cuerpo. Algunos animales pueden hacerlo toda la vida. En humanos solo los bebés pueden, y algunas personas afortunadas que tienden a no engordar y no suelen tener frío.
"El mero hecho de que estas investigaciones estén tan severamente restringidas, por supuesto, retrasa toda la disciplina."
ResponderEliminarNo veo por qué deba ser así. Están restringidas si se experimenta con humanos, pero cualquiera puede hacer perfectamente sus investigaciones sobre criogenización con ratas o algún otro animal de sangre caliente. Si no ha habido ningún avance es culpa de la biología, no de las leyes o del Vaticano.