La pizarra de Yuri: La nana más antigua del mundo

domingo, 4 de octubre de 2009

La nana más antigua del mundo

Las primeras palabras articuladas que oíste eran una canción de cuna.

Me fascinan las nanas. Tiende a olvidarse la historia grande –tan ufana de reyes, gestas, patrias y banderas– del trabajo sencillo y callado de los hombres y mujeres humildes sin el que nada de todo eso habría sido posible jamás. Ya decía Bertold Brecht, en sus Preguntas de un obrero ante un libro:

Tebas, la de las Siete Puertas, ¿quién la construyó?
En los libros figuran los nombres de los reyes.
¿Arrastraron los reyes los grandes bloques de piedra?

Y Babilonia, destruida tantas veces,
¿quién la volvió a contruir otras tantas? ¿En qué casas
de la dorada Lima vivían los obreros que la construyeron?

La noche en que fue terminada la Muralla China,
¿adónde fueron los albañiles? Roma la Grande
está llena de arcos de triunfo. ¿Quién los erigió?

¿Sobre quiénes triunfaron los Césares? Bizancio, tan cantada,
¿tenía sólo palacios para sus habitantes? Hasta en la fabulosa Atlántida,
la noche en que el mar se la tragaba, los habitantes clamaban
pidiendo ayuda a sus esclavos.

El joven Alejandro conquistó la India.
¿El sólo?

César venció a los galos.
¿No llevaba consigo ni siquiera un cocinero?

Felipe II lloró al hundirse
su flota. ¿No lloró nadie más?

Federico II ganó la Guerra de los Siete Años.
¿Quién la ganó, además?

Una victoria en cada página.
¿Quién cocinaba los banquetes de la victoria?

Un gran hombre cada diez años.
¿Quién paga sus gastos?


Y de todo ello, claro, nada más ignorado, despreciado y ninguneado que el trabajo doméstico, entre el que se cuenta desde tiempo inmemorial la crianza de los hijos. Cosas de mujeres, y por ello consideradas irrelevantes, menores e incluso sospechosas. Hasta el propio Brecht olvidó mencionarlo. Y sin embargo, nada más esencial en el desarrollo humano que la crianza y educación de las generaciones futuras. Las madres, las abuelas y demás parentela femenina del clan, hasta tiempos muy recientes encargadas en exclusiva de esta pesada tarea, se constituyeron así en las portadoras más fundamentales de los valores sociales, la lengua no en vano llamada materna, la cultura y la civilización.

Es opinión de este que te escribe que la canción de cuna, común a las gentes de todo el mundo desde que se tiene memoria, ocupa un lugar destacado en esta transmisión civilizatoria. Las nanas constituyen la primera expresión de lenguaje organizado que un bebé recibe dirigida exclusivamente a su persona, cantada por su madre en la intimidad de la cuna, durante los primeros años de su existencia. La visión del mundo comunicada por las canciones de cuna es la visión del mundo que todo hombre o mujer habrá mamado desde la más tierna infancia.

Quizá por su suavidad melódica, o quizá porque durante la mayor parte de la historia humana uno de cada tres nacidos no llegaba a cumplir los cinco años, las nanas tienden a ser tristes y de alguna forma inquietantes, con frecuencia plagadas de doble sentido. Hay algo durísimo en ellas que habla de la vida y de la muerte. Sus letras suelen versar sobre la cuna, el sueño, el padre y el miedo. El lobo ocupa un papel central en muchas de ellas, puede que reflejando los miedos más oscuros y profundos de la madre. No todas son tan duras, y algunas resultan alegres y esperanzadas. Pero, bien pensado, no deja de ser extraño que llevemos siglos cantándole a los más pequeños:
Duérmete, niño,
duérmete ya,
que si no vendrá el lobo
y te comerá.

Cosa que, por ejemplo, los rusos también hacen, entre otros muchos pueblos:

Баю-баюшки-баю,
Не ложися на краю.
придёт серенький волчок,
он ухватит за бочок
и утащит во лесок
под ракитовый кусток.
Baiu-bayushki-baiu,
nye lozhisia na kraiu
pridyot syeryenkiy volchok,
on ukhvatit za bochok
y utashchit vo lesok
pod rakitoviy kustok.
Adiós-bebé-adiós,
en el borde no debes yacer
o el lobito gris vendrá,
te morderá en la barriga
y te arrastrará al bosque
bajo la raíz del sauce.


La nana más antigua del mundo se pierde en las nieblas de la prehistoria humana, y seguramente se oyó la primera noche en que un ser con la capacidad de articular palabras tuvo la necesidad de arrullar a un bebé con sonidos repetitivos, quizá temblando de miedo ante las tinieblas. O la muerte. Que es decir la primera noche en que hubo algo llamado Humanidad.

La nana más antigua que se recuerda aparece recogida en las Sátiras de un poeta romano del siglo I llamado Aulio Persio Flaco. Se la conoce como aut dormi aut lacte (o duermes o mamas), y está dirigida a un niño que se llamaba Marco. Llama la atención la dulzura del ritmo, la sofisticación de la sonoridad de las palabras, lo imaginativo de las rimas, la delicadeza de las imágenes que invoca y la simpática sinceridad del estribillo, en el que cualquier mamá harta de intentar que su bebé mame o se duerma de una vez se sentirá identificada sin duda. Lamentablemente, la melodía se ha perdido y mi latín está más que oxidado. Aún así, trataré de traducirla; si alguien sabe hacerlo mejor, que me corrija y le quedaré muy agradecido:

Lalla, lalla, aut dormi aut lacte
nisi lactes, dormi, dormi.
La-la, la-la, o duermes o mamas;
si no mamas, duerme, duerme.
Blande somne, somne veni,
claude Marco nostro ocellos,
artus occupa tenellos;
sunt ocelli somni pleni:
somne veni.
Blando sueño, ven, sueño,
vacilan, Marco, nuestros ojos,
se apodera del cuerpo tierno,
son ojos llenos de sueño:
ven, sueño.
Lalla, lalla, aut dormi aut lacte
nisi lactes, dormi, dormi.
La-la, la-la, o duermes o mamas;
si no mamas, duerme, duerme.
Alta in caelo splendet luna,
errant noctis umbrae inanes,
per silentia latrant canes,
micant stellae mille et una,
splendet luna.
Alta en el cielo resplandece la luna
vagan en la noche sombras vanas;
en el silencio, ladran los perros,
brillan las mil y una estrellas,
resplandece la luna.
Lalla, lalla, aut dormi aut lacte
nisi lactes, dormi, dormi.
La-la, la-la, o duermes o mamas;
si no mamas, duerme, duerme.
Longe rubent dulcia poma,
cadunt lilia, surgunt rosae,
stellae in caelo sunt radiosae…
stertit... ridet... super coma
sentit poma.
Lejos, maduran dulces frutales,
se marchitan las lilas, florecen las rosas;
las estrellas en el cielo están radiantes...
Ronca... ríe... sobre tus cabellos
siente los frutales.
Lalla, lalla, aut dormi aut lacte
nisi lactes, dormi, dormi.
La-la, la-la, o duermes o mamas;
si no mamas, duerme, duerme.

Felices sueños. ;-)

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4 comentarios:

  1. Un 10 por este articulo. Tengo mi propia teoria acerca de la efectividad de las nanas (por que si no lo fueran no se llevarian cantando tanto tiempo)

    Aunque la neurologia no es mi fuerte dentro de mi carrera, durante este periodo creo recordar que es cuando se forman una gran cantidad de conexiones neuronales en forma de circuitos de memoria de larga duracion, de forma que las nanas,si bien su objetivo primero es el de dormir al peque,consiguen con ese doble sentido del que hablas,inculcar al niño ciertos temores que en la epoca eran mas que reales. Aunque no lo parezca a primera vista, es un recurso evolutivo mas,como otros mas visibles en otros bichos (Alas,resistencias etc,)y en nosotros mismos, que ayuda a aumentar la supervivencia en los primeros años (con otros factores asociados,claro esta)

    Aunque esto lo tengo oxidadillo,eso si,no deja de ser mi opinion sobre como actos sociales tambien pueden ir enmarcados en el concepto de la evolucion darwiniana convencional

    Saludos y perdon por el tocho.

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  2. En este blog son bienvenidos los tochos. :D

    Estoy de acuerdo con lo que dices. Pero yo voy, incluso, un paso más allá: esos miedos forman parte de una cosmovisión, de una forma de percibir la realidad. Y para que las mamás (y los papás) vengan cantando esas nanas con naturalidad, significa también que la letra les dice algo a ellos. ;)

    Un saludo.

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  3. Efectivamente, y por rizar el rizo aun mas,es cosmovision es parte de la estrategia evolutiva humana en particular: Cuidar de los hijos y protegerlos de todo peligro por que ellos son el futuro.

    Pero digo mas, siendo que los humanos envejecemos y nos volvemos incapaces de cuidarnos por nosotros mismos, el cuidado de los hijos se hace necesario para sobrevivir a edades avanzadas. Mi opinion es que esto es tambien un mecanismo evolutivo:La naturaleza se asegura de que vas a cuidar de tus hijos hasta que puedan valerse por si mismos por que te conviene,asi te "obliga" a hacerlo, cosa muy sabia por que somos muy egoistas.Esto es tanto mas cierto cuanto mas nos alejamos del primer mundo,por otra parte,aunque es valido para la gran mayoria de la especie humana.

    Un saludo y enhorabuena por tu gran blog.

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  4. Hola Yuri, felicidades por tu interesantísimo blog.

    Quería comentar algo al respecto de esta nana. En mi opinión, en el verso que dice "claude Marco nostro ocellos", el verbo es un imperativo, "ocellos" es el objeto directo (acusativo), y "Marco nostro" el objeto indirecto (dativo). Por lo tanto, debería traducirse: "ciérrale los ojitos a nuestro Marco". Al decir esta frase, el autor se dirige al "sueño blando".

    Un saludo y hasta pronto.

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