N ≥ 1
Desde hace milenios, los seres humanos han considerado la posibilidad de que otros entes inteligentes pudieran existir más allá de la superficie terrestre. No en vano todas las religiones colocaron a sus dioses y demonios en "paraísos celestiales" e "inframundos infernales". Pero más allá de este planteamiento religioso, muchas personas han pensado que era muy posible la existencia de seres pensantes no divinos en otros astros. Este debate, de raíces científicas, filosóficas y teológicas, nació ya en la Grecia clásica y se prolonga hasta la actualidad. Los primeros proponentes conocidos de la multiplicidad de mundos fueron los filósofos atomistas -como Demócrito o Epicuro- y entre sus oponentes se contaron Platón y Aristóteles. La posibilidad de que existieran selenitas en la Luna fue planteada por Anaxágoras, Plutarco y Luciano. Hay que tener en cuenta que en aquella época no se consideraba que el Sol fuese una estrella más, sino que era la única, y por tanto toda posibilidad de vida quedaba restringida al sistema solar hasta Saturno.
En el Occidente Cristiano no hubo mucha discusión sobre la posibilidad de vida extraterrestre (aparte de los ángeles y los demonios, claro); el modelo geocéntrico de Aristóteles y Ptolomeo era el predominante, porque servía bien a los intereses de la Iglesia y reducía los problemas teológicos de qué hacer con la reencarnación y la redención en caso de que hubiera seres en otros mundos. Esta visión geocéntrica, con la Tierra como núcleo privilegiado del cosmos y la especie humana como "especie única" para la redención por el Mesías desarticulaba numerosos argumentos de cualquier posible oposición.
Sin embargo, ya algunos escolásticos como Guillermo de Occam, Jean Buridan, Nicole Oresme y Guillermo Vorilong señalaron que el planteamiento aristotélico de un único kosmos establecía límites inaceptables sobre el poder de Dios. Un creador omnipotente, dijeron, habría tenido al menos la opción de crear múltiples mundos. Este punto de vista quedó oficialmente sancionado en 1277 por el Obispo de París, actuando en nombre del Papa.
Con este cambio en el esquema aristotélico, se pasó a pensar que el dios occidental pudo haber creado otros mundos, pero no lo hizo. Pese a ello, en 1440 Nicolás de Cusa comenzó a romper el esquema afirmando que todo lo que estuviera en el poder de Dios debió realizarse (a este principio se le conoce como plenitud), y de esta forma introdujo el concepto de que debía haber más mundos habitados en el pensamiento filosófico moderno.
Cuando el geocentrismo copernicano se desplomó finalmente, asumiéndose que la Tierra no es más que otro planeta de los que giran alrededor del Sol, la idea de que esos otros mundos pudieran estar habitados creció como la espuma. Algunos de los primeros científicos, como Giordano Bruno, Johannes Kepler, Campanella, Wilkins, Pierre Borel, Cirano de Bergerac, Huyguens o Fontanelle especularon sobre esta posibilidad en numerosas obras, apoyándose en las primeras observaciones telescópicas. A lo largo de los siglos siguientes, incontables personalidades se sumaron a la especulación sobre la pluralidad de mundos habitados, a veces muy racionalmente y otras yéndose de varetas cosa mala: John Locke, Georges Buffon, Immanuel Kant, Honoré de Balzac, Camille Flammarion o John Herschel se encuentran entre los personajes que, desde diversos ámbitos del conocimiento humano, apoyaron la proposición.
Frente a esta idea hemos planteado la paradoja de Fermi: "entonces, ¿dónde está todo el mundo?" (Fermi era un profundo simpatizante de los proyectos tipo SETI de búsqueda científica de civilizaciones extraterrestres, pero la planteó ante el excesivo entusiasmo de otros investigadores como Frank Drake).
Repasemos, pues, los pros y los contras de esta idea.
- La presencia de vida está estrechamente relacionada con las llamadas "zonas de habitabilidad" (HZ). La HZ se define como el área en torno a una estrella donde las condiciones de temperatura, radiación, gravedad, etc., son compatibles con la aparición y estabilización de estructuras moleculares organizadas del tipo de la vida. La proximidad de núcleos galácticos, agujeros negros, púlsares u otros fenómenos de alta energía son enemigos directos de la posibilidad de surgimiento de la vida.
- Descontando estos problemas, las mejores HZ se encuentran en torno a estrellas del tipo G, y en las regiones inferiores de las tipo F y las más altas del K. Nuestro Sol, por ejemplo, es del tipo G2V. Estos soles tienen HZ amplias, donde es fácil que caiga algún planeta, sin quedar enganchado dentro del radio de blocaje tidal.
- La HZ ha de ser estable, porque a la vida le cuesta mucho tiempo desarrollarse. Las estrellas binarias, por ejemplo, plantean problemas de estabilidad, dado que el paso de la "compañera" puede alterar radicalmente las condiciones de la misma, destruyendo todo lo creado.
- Vida significa planetas rocosos de tamaño intermedio. Es difícil imaginar formas de vida estables capaces de evolucionar en gigantes gaseosos, y no te digo ya en ausencia de planetas. Afortunadamente, en estos momentos tenemos identificados ya centenares de planetas extrasolares, muchos de los cuales son rocosos. Estos planetas han de ser lo bastante grandes como para sostener gravitacionalmente una atmósfera, pero no tanto para que las tempestades gravitatorias se lo carguen todo.
- Vida significa también agua líquida, o al menos otro soluble donde los átomos y moléculas puedan moverse libre y fácilmente para combinarse entre si de maneras complejas con un cierto grado de estabilidad.
- Antes se pensaba que la vida era un fenómeno rarísimo, el resultado de una "carambola cósmica" extraordinaria. Hoy en día existen numerosos indicios para pensar que la materia tiende a autoorganizarse en forma de vida tan pronto como se dan las condiciones mínimas posibles, al igual que lo hace en forma de cristales, espirales o ramificaciones. La investigacion sobre extremófilos, como los del Río Tinto de España, ha aportado grandes cantidades de evidencias a este respecto.
- Parece lógico pensar que toda forma de vida, en cualquier lugar, estará sometida a alguna clase de presión evolutiva, y que tenderá a evolucionar hacia formas más adaptadas y complejas. La inteligencia es, sin duda, una adaptación de extraordinario éxito en cualquier concepto evolutivo imaginable.
- En el universo conocido hay entre 1022 y 1024 estrellas, mayormente nucleadas en 1011 o 1012 galaxias. Esto es: entre diez mil billones y un trillón de estrellas, en 100.000 millones a un billón de galaxias.
- En nuestra galaxia, la Vía Láctea, hay de 200.000 millones a 400.000 millones de estrellas. Pongamos 300.000 millones, para que no se enfade nadie o se enfaden todos, como ocurre en estos casos.
- El 1% de estos soles son de tipo G, K alto y F bajo, sin encontrarse cerca de fuentes destructivas de energía, y sin formar parte de grupos binarios proximales (o ternarios, etc.). Por tanto, tienen HZs favorables a la vida, como nuestro sol. Esto son 3.000 millones de estrellas en la Vía Láctea, y entre 100.000 millones y 10 billones en el universo conocido.
- En contra de lo que se pensaba hasta hace pocos años, hay planetas orbitando alrededor de la mayoría de estrellas. Al parecer, los sistemas de astrogénesis tienden a producir sistemas solares, igual que ocurrió en nuestro caso. A uno de ellos, 55 Cancri, ya le hemos encontrado hasta 4 planetas, y eso que nuestros instrumentos aún no son muy potentes. Uno de estos, 55 Cancri E (a 41 años luz de aquí), es ya tan pequeño como Neptuno (antes sólo detectábamos los muy grandes, debido a las deficiencias de nuestros instrumentos).
- Por tanto, es posible concluir provisionalmente que deben existir cientos de millones de planetas en las HZ de nuestra galaxia, y centenares de miles de millones en el universo conocido.
En todo caso, ¿cuáles son las probabilidades reales de que surja vida en estas zonas de habitabilidad?
- La existencia de planetas en las zonas de habitabilidad (HZ) no implica necesariamente que en ellos se haya desarrollado la vida, y mucho menos la vida inteligente.
- Sin embargo, los experimentos con extremófilos y el experimento de Stanley-Urey (premio Nobel) de 1952 prueban que la aparición de aminoácidos prebióticos es extremadamente probable en atmósferas como las de la Tierra primitiva (metano, hidrógeno y amoniaco en presencia de electricidad del tipo del rayo). El metano, hidrógeno y amoniaco son compuestos extremadamente comunes en el cosmos, y forman parte indisoluble de la génesis de los sistemas solares, por lo que deben estar por todas partes, incluyendo muchos de los planetas extrasolares que hemos mencionado.
- Abundando en el asunto, estos y otros experimentos prueban (aunque aún no tengamos la prueba definitiva, el descubrimiento de una xenoforma de vida) que el fenómeno conocido como "vida" parece ser una tendencia intrínseca de autoorganización de la materia en los sucesos llamados Fluctuaciones. Las fluctuaciones son alteraciones locales del Segundo Principio de la Termodinámica, el de la entropía. No lo invalidan en absoluto, pero producen efectos antientrópicos a escala local. Sin ellas (esto es, si el Segundo Principio de la Termodinámica no sufriera fluctuaciones), el universo no existiría. Las fluctuaciones son constantes en el Cosmos, y las vemos todos los días.
- Por tanto, las probabilidades de aparición de vida en algunos de estos muchillones de planetas mencionados son extremadamente elevadas.
- El ejemplo de la Tierra, donde la vida lleva existiendo continuamente a lo largo de al menos los últimos cuatro mil millones de años, invita a pensar que dadas las circunstancias adecuadas la vida es duradera. Tenemos menos datos sobre la duración de civilizaciones inteligentes.
Pero, aunque haya surgido vida, ¿puede evolucionar hasta llegar a la inteligencia intelectiva? Bien, puntualicemos algunos hechos más:
- La naturaleza y distribución de la materia y la energía en el universo nos permiten determinar que la "economía" es un hecho común a todo el Cosmos. Los recursos materiales y energéticos son limitados en todas partes, sin importar su escala. En un lugar lo suficientemente estable como para contener vida, más. Esto significa que en todas partes se producirán fenómenos, entre otros, de "economía energética" y "economía ecológica".
- La plasmación más directa de la economía ecológica es la evolución biológica. La vida se define como una construcción molecular autorreplicante. Tarde o temprano, a golpe de reproducción, agotará los recursos utilizables en su configuración inicial. Y además, estará sujeta a las características y variaciones del medio ambiente que la envuelve.
- Con lo que, si carece de la capacidad de mutación y adaptación, se extinguirá.
- Si es capaz de mutar y adaptarse, por sus propios medios o mediante la acción de agentes externos, evolucionará necesariamente. La evolución es un fenómeno interesantísimo, una de estas fluctuaciones que violan en apariencia el Segundo Principio de la Termodinámica, porque tiende a construir estructuras cada vez más complejas y sofisticadas, con características claramente antientrópicas.
- En la Tierra, se han observado clarísimos fenómenos de convergencia evolutiva independiente. El ojo, por ejemplo. La aparición de un sensor óptico capaz de traducir la radiación lumínica en impulsos nerviosos organizables como información útil en el cerebro constituye una poderosísima ventaja evolutiva evidente. Y aparece independientemente en familias biológicas apartadas cientos de millones de años entre si. Lo mismo cabe decir, por ejemplo, de la vida pluricelular.
- Es difícil discutir que el surgimiento de la inteligencia constituye otra ventaja evolutiva extraordinaria, capaz de permitir un grado de adaptación al medio (e incluso de adaptación del medio) absolutamente fuera de lo común. Gracias a ella, los seres humanos hemos sido capaces de adaptarnos (o adaptar) la práctica totalidad de los nichos ecológicos (desde las profundidades marinas hasta el espacio exterior) para vivir en ellos y encima tomarnos un cafelito.
- Aunque no existen pruebas directas de que la inteligencia sea uno de esos fenómenos sujetos a convergencia evolutiva (de momento, sólo nosotros y nuestros hermanos los grandes simios presentamos distintos grados de inteligencia intelectiva), su increíble utilidad en la carrera evolutiva sugeriría que sí es un fenómeno con todos los puntos para aparecer en algún momento de la pelea por la vida.
–La probabilidad de que exista vida inteligente en el Cosmos es del 100%. Absoluta. Total. En la Ecuación del Dragón, N es necesariamente mayor o igual que 1. Lo sé con completa seguridad.
–¿Por qué, hija de la lluvia?
–Muy sencillo, hombre tonto: porque tú y yo estamos aquí.
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Grandioso relato, enhorabuena
ResponderEliminarSaludos
Maravilloso Yuri.
ResponderEliminarQué perro... ten cuidado no vaya ser que te mojes y tal XDD Ya, es demasiado pronto, lo se.
ResponderEliminarPues enhorabuena por esta historia tan real, si no fuera porque la veo con mis propios ojos, no me la creería :)
Ah por cierto, ¿no se te enfadará algún cetaceo por la omisión? Que ya que hablamos de inteligencia y esas cosas... :D
Ya veo algun delfin por casa de Yuri tocando a la puerta en plan: ¿Que pasa contigo? ¿Me estás diciendo gilipollas?
ResponderEliminarSaludos
En esta historia me he mojado más de lo que parece. Hay algunas afirmaciones que están, digamos, en el borde. :D
ResponderEliminarConfío en que el tiempo me dará la razón. ;)
Por otra parte, por desgracia, aún no me veo teniendo un amor platónico intelectual con una delfina. A lo que se ve, soy un p**o racista. :(
Racista o no, tampoco es plan de dejarse el sueldo en botellas de oxígeno. Y encima creo que los machos son bastante agresivos con la competencia masculina, no serías bien recibido. Eso sí, también practican el sexo por placer :D
ResponderEliminarZoofilias aparte, me acordé de los delfines al paso por tu comentario:
"de momento, sólo nosotros y nuestros hermanos los grandes simios presentamos distintos grados de inteligencia intelectiva"
No entro en si deberíamos incluir a los delfines o no. Es solo que casi siempre que leo sobre la inteligencia (no lo digo por ti), suelo apreciar un claro sesgo humanizador sobre ella. Es obvio que esto ocurra, claro. Pero, precisamente si tratamos la convergencia evolutiva en un contexto de búsqueda de otros mundos, me parece más interesante aún echar el ojo a los delfines, que a nuestros hermanos los simios.
Además, que ya los han pillao jugando al fútbol (con medusas). ¿Hacen falta más pruebas? :D
Igual escribo algo sobre la inteligencia animal, mira. :P
ResponderEliminarUna serie magnífica, Yuri.
ResponderEliminarSoy un recién llegado a este tu blog y me he quedado sorprendido por el nivel científico y por la calidad de la narración.
Felicidades, sería fabuloso que la historia continuara.
Muchas gracias.
Por cierto, en el comentario anterior he olvidado decir que me he leído la serie entera en una sentada. Ha sido interesantísima. Gracias nuevamente.
ResponderEliminarEs un placer, Mikel. :)
ResponderEliminarMuy buena toda la saga, suelo pasarme por tu Blog de vez en cuando para echar un ojo a los temas que me resultan más interesantes, y sin duda este es uno de ellos, el aspecto narrativo te ha quedado impecable ;)
ResponderEliminarDe todas formas siempre he sido muy escéptico respecto a este tema, creo que por probabilidad ciertamente debe existir vida en otro lugar, pero que esta vida sea inteligente me parece un suceso ya bastante menos probable. Ya no es solo el hecho de encontrar un planeta habitable que reuna toda una serie de características que le permitan albergar vida, sino que además debe aparecer, evolucionar de X manera, no extinguirse durante el proceso y no desaparecer por causas no naturales. Solo 1 especie en la tierra ha conseguido crear una civilización tecnológica avanzada, cuya supervivencia esta continuamente amenazada, una, de entre más de 3.000 millones de especies que han existido desde que hay vida por estos lares (el dato difiere de unas paginas a otras pero mas o menos vendría a ser ese), si vamos acumulando probabilidades al final manejamos cifras que en estadística estan cercanas a la probabilidad 0.
Seguramente estaré equivocado, pero desde luego da miedo pensar que podríamos ser los únicos seres vivos que pueblan el universo.
Un saludo, espero seguir leyendo muchos más artículos tuyos :)
¿finaliza en el 09?....
ResponderEliminarSería interesante crear un link con los 9 capitulos juntos y otro entorno gráfico....bueno lo mejor sería verlo publicado en papel...