La viruela se nos comió por las patas arriba durante milenios, causando millones de muertos y ciegos al año –sobre todo peques–,
hasta que una iniciativa internacional en el siglo XX logró erradicarla por completo de la faz de la Tierra
en una maravillosa demostración de lo que somos capaces de hacer cuando nos ponemos.
La viruela fue una enfermedad extremadamente infecciosa causada por el virus variola rex o poxvirus variolae. Aparentemente se trata de una de las muchas enfermedades vinculadas a la civilización, surgida hace unos 10.000 años entre las poblaciones sedentarizadas del noreste africano y notoriamente en el Egipto Antiguo: varias momias presentan claras marcas variólicas en su piel, algunas en fecha tan temprana como la XVIII Dinastía (1570 aC). Ramsés V (fallecido en 1157 aC) parece un colador.
La destructora de pequeños y grandes.
La primera epidemia conocida de viruela se produjo en torno al 1320 aC, durante las guerras entre el imperio hitita del rey Shubiluliuma I y el Egipto del faraón Ay. Los prisioneros egipcios contagiaron la enfermedad a los soldados y civiles hititas, que pronto se transformó en una gigantesca mortandad, extendiéndose por todas partes como una maldición divina. El propio Shubiluliuma I pereció, junto a su hijo y sucesor Arnuanda II.
Durante el primer milenio aC los comerciantes egipcios y levantinos transportaron la enfermedad a tierras remotas y muy especialmente a la India, donde se transformó en un incesante flagelo a lo largo de los siguientes tres mil años. Pero también se extendía por Europa sin ningún problema. Fue durante la epidemia del 430 aC en Atenas cuando Tucídides observó por primera vez conocida que quienes sobrevivían a la enfermedad ya no volvían a padecerla: el primer indicio de la teoría de la inmunidad.
Pero no les sirvió de gran cosa. La viruela siguió cargándose a millones de personas por todas partes y dejando ciegos a otros muchos más. Entre el 165 y el 180 dC, la peste antonina (o peste de Galeno) causaba grandes daños al ejército y el imperio romanos; se cree que hasta dos emperadores pudieron fallecer por esta causa. Mató a entre tres y siete millones de personas y diversos autores la consideran un paso de gigante en la decadencia del Imperio. Durante otra epidemia, en el 540, el obispo Marius de Avenches la bautizó como viruela (que puede venir del latín varius, "manchado", o varus, "pústula"). En el 754 golpeaba con dureza en Oriente, llevándose también por medio al primer califa abásida, Abu As-Saffah. En torno al 950, el gran científico persa Abu Al-Razi realizaba la primera descripción exhaustiva de la enfermedad.
Tampoco sirvió de mucho. La expansión de los imperios árabes, las Cruzadas y la conquista de América continuaron propagando la viruela. En 1368, por ejemplo, liquidaba también al rey Thadominbya de Birmania. Pero en el caso americano, los efectos fueron pavorosos a partir de inicios del siglo XVI: la población nativa nunca había estado expuesta a la enfermedad y carecía por completo de defensas. En México, el resultado fue sobrecogedor: cuando los españoles llegamos en 1517, había entre seis y veinticinco millones de aztecas, según las distintas estimaciones. Un siglo después, apenas quedaba poco más de millón y medio. La viruela se llevó a todos los demás como un viento maléfico, incluyendo al tlatoani Cuitláhuac, lo que permitió a Hernán Cortés conquistar Mesoamérica con facilidad.
A este lado del Charco, la viruela siguió haciendo de las suyas con el mismo afán que siempre. Sigamos con los monarcas, para hacernos una idea: el Rey de Siam Boramaraja IV en 1534; el Rey y la Reina de los Kandy de Ceilán y todos sus hijos en 1582; el Príncipe Baltasar Carlos, heredero al trono de España, en 1646; Guillermo II de Orange y su esposa Enriqueta Estuardo en 1650; Go-Komyo, Emperador de Japón, en 1654; el emperador Shunzhi de China en 1661; la Reina María II de Inglaterra en 1694; Nagassi de Etiopía, en 1700; Higashiyama de Japón en 1709; el Sacro Emperador Romano Germánico José I en 1711; Luis I de España en 1724; el zar Pedro II de Rusia en 1730; Ulrika Leonor de Suecia, en 1741 o Luis XV de Francia en 1774. Durante el siglo XVIII, cuatro monarcas reinantes europeos murieron de la enfermedad y la línea de sucesión al trono de los Habsburgo cambió cuatro veces en cuatro generaciones a causa de la muerte de los príncipes herederos. Es por esta capacidad de ventilarse reyes y emperadores al igual que plebeyos y bebés que recibió también el nombre de Variola Rex. Entre otros personajes notables que contrajeron esta enfermedad pero sobrevivieron se encuentran ni más ni menos que George Washington, Abraham Lincoln, Wolfgang Amadeus Mozart, Ludwig van Beethoven o José Stalin. Y hasta Lucky Luciano.
El más terrible ministro de la muerte.
Pero todos estos nombres tan rimbombantes no pueden hacernos olvidar que la viruela se comía a todo el mundo, en masa. A finales del siglo XVIII, sólo en Europa, perecían unas 400.000 personas al año y un tercio de los supervivientes se quedaban ciegos debido a las úlceras en las córneas. De la gente que desarrollaba el mal, morían entre el 20% y el 60% (y hasta el 80% de los niños en Londres o el 98% en Berlín).
La viruela se cebaba sobre todo en la gente pequeña, que aún no habían desarrollado defensas; probablemente haya sido el mayor matador de niños de toda la historia de la humanidad. Era algo que había que pasar, como las paperas o el sarampión... pero con una tasa de mortalidad y ceguera mucho mayor, por no mencionar las marcas desfigurantes en la cara y el cuerpo. En la India, a los niños no se les ponía nombre hasta que no la habían superado y en Europa, el Conde de la Condamine aseguraba que "ningún hombre osa contar a un hijo como suyo hasta que no ha pasado la enfermedad". Por todos estos motivos, el historiador Thomas B. Macaulay la describió así:
"La viruela estaba siempre presente, llenando de cadáveres los cementerios, atormentando con los temores constantes a todos los que había golpeado, dejando a aquellos cuyas vidas perdonó las huellas espantosas de su poder, convirtiendo al niño en un monstruo ante el que la madre se estremecía, tornando los ojos y las mejillas de las muchachas adorables en objetos de horror para sus amantes [...] [Fue] el más terrible de todos los ministros de la muerte..."La viruela se presenta en dos formas, una leve y una grave. La leve, variola minor o alastrim apenas tiene un 1% de mortalidad; pero la grave o variola major alcanza un 30% de fallecimientos en adultos y un 50% en niños (más en algunas variantes); aparentemente se trata de dos cepas distintas del mismo virus. Se trata de un orthopoxvirus de ADN, seguramente evolucionado a partir de enfermedades de los roedores, con forma más o menos rectangular y aproximadamente un tercio de milésima de milímetro de tamaño. Es muy complejo, con más de cien proteinas para actuar, incluyendo algunas que no posee ningún otro virus de ADN; tanto el virus envuelto como los viriones son infecciosos. Ambas formas se contagian por vía aérea, hasta una distancia de unos dos metros, aunque también puede hacerlo por contacto con fluídos corporales u objetos infectados (como las ropas). El virus es capaz de atravesar también la barrera placentaria y pasar al feto, aunque el contagio congénito resulta raro: la transmisión más común es aérea y la infección inicial suele ser, por tanto, nasofaríngea o bucal.
Desde ahí, a través de los pulmones, la viruela se extiende por todo el cuerpo; aunque prefiere ubicarse en la piel. Durante unos días la infección va pasando lentamente de célula a célula. Este virus resulta también único porque es el único de ADN que se reproduce en el citoplasma en vez de en el núcleo celular. Este periodo de incubación dura de doce a catorce días, no presenta síntomas y el paciente no es contagioso.
Pero entonces las células donde ha estado reproduciéndose comienzan a reventar, liberando miles de millones de nuevos virus, y la enfermedad empieza a manifestarse. Se produce así un periodo prodrómico de dos a cuatro días durante el que surgen síntomas confusos, como fiebre muy alta (más de 38,8ºC), agotamiento, malestar general y dolores de cabeza y espalda. En esta fase, la persona infectada es moderadamente contagiosa.
Es a partir de ese momento cuando surge la erupción (aunque en algunos casos raros no llega a producirse; estos casos eran siempre mortales de necesidad), normalmente empezando por la boca y el paladar y extendiéndose rápidamente a todo el cuerpo. Esta erupción adquiere la forma de una miríada de manchas, llamadas máculas, que dan a la enfermedad ese aspecto característico (y dejan esas marcas terribles). Estas máculas se manifiestan sobre todo en la cara, la cabeza y en las partes distales de los miembros, aunque también aparecen unas cuantas en el resto del cuerpo. Durante esta fase, la persona infectada es extremadamente contagiosa.
La viruela grave cursa en cuatro variedades distintas, y no se comprende bien el mecanismo por el que un paciente sufre una u otra. Estas variedades son:
- Ordinaria (más del 90% de los casos). Al segundo día de la erupción, las manchas se elevan y van convirtiendo en profundas pústulas que dan a la enfermedad su aspecto característico (y que luego dejarán las marcas). Como hay tantas, a veces llegan a unirse entre sí y separar la piel de la carne que hay debajo: esto se llama erupción confluyente. Diez días después de la erupción, estas pústulas maduran y van reventando, liberando un líquido opalescente que parece pus pero no lo es. A las dos semanas, se han convertido en costras y comienzan a caerse; si el paciente ha sobrevivido hasta entonces, se le puede considerar curado y no infeccioso en el momento en que desaparece la última. Históricamente, la viruela ordinaria tenía una tasa de mortalidad del 30% y, si la erupción llegaba a ser confluyente, hasta del 62%.
- Modificada, muy rara y benigna, que ocurre ocasionalmente en algunas personas ya vacunadas. Suele confundirse con la varicela y rara vez resulta mortal.
- Maligna, en un poco más del 5% de los casos y aproximadamente el 72% se da en niños. En la viruela maligna las pústulas no se elevan y en vez de eso permanecen a ras de piel, con muy poco líquido en su interior y a veces sangre. Tradicionalmente se decía que la enfermedad no revienta, la enfermedad se queda dentro del cuerpo. Aparecen síntomas severos de sepsis. La viruela maligna es casi siempre mortal.
- Hemorrágica o viruela negra, en aproximadamente el 2% de los casos. Más común en adultos, se caracteriza porque se desarrollan hemorragias subcutáneas severas con aspecto negruzco (y en las membranas mucosas o el sistema gastrointestinal). No aparecen pústulas; en vez de eso, la piel aparece como quemada. Su tasa de mortalidad es también próxima al 100%.
No se conoce ningún tratamiento eficaz contra la viruela una vez iniciada la infección; todas las medidas posibles son preventivas. En la actualidad, sería posible intentarlo con antivirales como el cidofovir. Por motivos obvios el virus de la viruela se halla sometido según la normativa actual al nivel de bioseguridad 4, el más alto del todos, junto a cosas como el ébola, la fiebre de Lassa o la fiebre hemorrágica congo-crimeana.
El antiguo arte de la variolación.
Se discute si fue primero en la India o en China, pero alguien tuvo que observar lo mismo que el griego Tucídides: si logras sobrevivir a la viruela, ya no la vuelves a sufrir. Este brillante desconocido alcanzó además una conclusión: cuando una persona se exponía a una infección moderada de la enfermedad, que no llegara a matarla ni dejarla ciega, entonces quedaba protegida a partir de ese instante.
Y, por primera vez en la historia de la humanidad, eso sí que sirvió para algo. A partir de aproximadamente el año 1000 dC, surgen en Asia diversas técnicas de variolación o inoculación. A primitivo caballo entre la religión, la ciencia y el arte, numerosos protomédicos asiáticos de la Antigüedad comenzaron a exponer a la gente a formas ablandadas de viruela en la esperanza de que esto impidiera su desarrollo en el futuro.
Parece que la primera vez que aparece una referencia escrita sobre esta técnica es en el Madhava Nidana, un libro del siglo VIII dC escrito en sánscrito. Aunque generalmente se considera una expresión de la medicina ayurvédica, el capítulo dedicado a la viruela hace menos hincapié en los holismos y refleja como mínimo una remota comprensión de los fundamentos de la teoría microbiana de la enfermedad. Al parecer, la técnica consistía en raspar las pústulas secas de las víctimas de la viruela y dejarlas secar un año en lugar fresco y seco, para luego pulverizarlas e inoculárselas a niños y grandes a través de pequeños cortes o –en el caso chino– haciéndoselas esnifar por la nariz.
Esta variolación o inoculación resultaba extremadamente peligrosa, pues no tenían ninguna manera de controlar la virulencia del material y lo mismo podía resultar ineficaz por completo que provocar una viruela maligna. No era aquella época de estadísticas o ensayos doble ciego, pero la técnica fue extendiéndose por toda Asia y... funcionaba, al menos en parte. Era una ruleta rusa y, sin embargo, salvaba más vidas de las que terminaba. Con el paso del tiempo, fue perfeccionándose cada vez más. A partir del siglo XVIII, algunos médicos europeos que se movían por allá comenzaron a escribir a sus Colegios Profesionales dando a conocer este procedimiento oriental contra la enfermedad espantosa que en Occidente seguía ventilándose tanto a las cabezas coronadas como al más humilde bebé.
La feminista aventurera, el pastor puritano, el médico valiente y el racionalista ilustrado.
Lady Mary Montagu, una aristócrata británica casada con el embajador de este país ante el Imperio Otomano, fue un personaje aventurero y singular. Se la conoce por su literatura epistolar, por sus viajes y por sus vínculos con el feminismo temprano, pero su mayor legado a la humanidad apenas se recuerda. Lady Montagu había pasado la viruela, como tantos, y le quedaron secuelas: marcas en la piel que destrozaron su otrora famosa belleza, así como una dolorosa enfermedad cutánea. Uno de sus hermanos murió por la misma razón.
Mientras residía con su esposo el embajador en Constantinopla, Lady Montagu observó a los doctores turcos practicando la inoculación sobre la gente de allí. Decidida a evitar que su propia descendencia contrajese la enfermedad, pidió al médico de la embajada que variolase a su hijo de cinco años en 1718. En 1721, al regresar a Inglaterra, hizo lo propio con su hija de cuatro. Ninguno de los dos pequeños contrajo la viruela.
Como consecuencia, Lady Montagu comenzó a hablarle de esta nueva-vieja técnica a todo el mundo y a fomentarla en el Reino Unido. El médico del Rey, Sir Hans Sloane, se interesó muchísimo y llegó a un acuerdo con seis condenados a muerte que esperaban a la horca en una prisión: su libertad a cambio de dejarse inocular y luego exponerse a la viruela. Numerosos doctores asistieron al experimento, que fue un éxito: los seis sobrevivieron. En 1722, las hijas del Príncipe de Gales eran inoculadas también.
Resulta curioso que el procedimiento llegara a Norteamérica por una vía distinta en estas mismas fechas. En 1706, un esclavo negro de origen sudanés bautizado como Onésimo contó al influyente pastor puritano Cotton Mather la manera como había sido inoculado por su gente en África, cuando era niño (y libre). La viruela representaba un grave problema en Norteamérica, no sólo entre las poblaciones nativas –a las que había barrido, a veces accidentalmente y otras deliberadamente mediante la difusión de ropas infectadas– sino también entre los colonos europeos. Mather se quedó con la idea y leyó referencias de la práctica en textos igualmente procedentes de Constantinopla.
En 1721 –el mismo año en que Lady Montagu inoculaba a su hija pequeña– se declaró una grave epidemia de viruela en Boston. El pastor Mather presionó a los médicos locales para que intentaran la variolación, pero no le hicieron mucho caso; por su parte, el resto de religiosos pusieron el grito en el cielo contra semejante resistencia a la voluntad de Dios. Finalmente, un doctor llamado Zabdiel Boyston accedió a inocular a su propio hijo y a dos de sus esclavos siguiendo el método africano de Onésimo. Funcionó.
Entonces Boyston aplicó la técnica a otras 242 personas, de las cuales perecieron seis: aproximadamente el 2%. En cambio, de las 6.000 personas que habían resultado infectadas en el mismo periodo por la vía natural, murieron en torno a mil: el 14%. No se lo agradecieron, y el doctor Boyston no sólo sufrió violencia por este hecho sino que además lo hicieron detener; sólo quedaría en libertad bajo la promesa de no hacerlo otra vez sin permiso gubernativo. Por su parte, el pastor Mather fue víctima de furiosas invectivas a manos de sus colegas puritanos.
Pero la técnica siguió extendiéndose por su evidente eficacia. En Francia, el racionalista ilustrado Voltaire escribió ridiculizando la resistencia de sus compatriotas a ser inoculados (según sus cifras, el 60% de la población contraía la enfermedad tanto en su variante mayor como menor, y el 20% perecía). Los textos de Voltaire eran ya muy influyentes y, a lo largo del siglo XVIII, muchos padres por toda Europa empezaron a variolar a sus hijos. Y, por primera vez, el más terrible ministro de la muerte comenzó a retroceder.
Edward Jenner y la vacuna original.
Sin embargo, la inoculación seguía siendo muy peligrosa. Es complicado llevar a tus hijos a variolar sabiendo que uno de cada cincuenta no sobrevivirá al procedimiento (a veces, uno de cada treinta). Resulta sin duda mejor que terminar perdiendo a uno de cada cinco o diez según temporadas, claro, pero aún así no deja de ser una experiencia angustiosa y terrible. Sí, el pasado era una mierda.
Es aquí cuando entra en la historia un científico inglés llamado Edward Jenner. Jenner era un médico rural, vinculado a la Ilustración. Tratando pacientes en el agro, observó algo que ya había constatado algún otro antes que él: las muchachas que se dedicaban a ordeñar a las vacas solían contraer la llamada viruela bovina –una enfermedad cutánea relativamente leve en humanos–, pero rara vez sufrían la viruela de verdad.
Jenner dedujo acertadamente que el contacto con el microorganismo de la viruela bovina inoculaba a estas chicas contra la viruela hardcore. Y decidió experimentar. Su primera víctima, quiero decir, paciente fue un niño de ocho años llamado James Phipps: el hijo de su jardinero. Jenner tomó algo de pus de las ampollas que tenía en las manos una de estas muchachas y se lo inyectó al chaval en ambos brazos, siendo el año de 1796. Eso le produjo algo de fiebre y malestar, pero nada más. Entonces el médico procedió a practicarle una inoculación tradicional: el chico no presentó ninguna reacción, a diferencia de lo que solía ocurrir (incluso cuando la variolación funcionaba, la persona inoculada manifestaba síntomas de viruela menor durante unos días). Jenner repitió la inoculación unas semanas después, con la misma ausencia de efectos.
Resulta que el virus causante de la viruela bovina es también un orthopoxvirus estrechamente emparentado con el que ocasiona la viruela humana, pero sólo provoca una fracción de sus efectos en las personas. Sin embargo, el contacto con el mismo causa inmunidad frente a casi toda la familia de orthopoxvirus, incluyendo el de la viruela humana. Por eso las chicas que ordeñaban el ganado nunca la sufrían, y este muchachuelo Phipps tampoco lo hizo.
Jenner llamó a su método vaccinia, por variola vaccinae, o sea la viruela de las vacas de donde sacó la idea y el material. Además, había demostrado que la vaccinia podía proceder directamente de humanos, no necesariamente del ganado. Acababa de nacer la primera vacuna. Vacuna, de vaca.
Primeras erradicaciones.
Fue un éxito monumental. Las personas inyectadas con vacuna no corrían grave peligro –a diferencia de lo que pasaba con la inoculación– y quedaban protegidas permanentemente contra la temible viruela; algunas veces llegaba a declararse la enfermedad, aunque siempre en su forma leve. La eficacia llegó al 95%, con apenas dos casos por millón de efectos secundarios mortales. Inevitablemente surgieron los de siempre, pero la eficacia de la vacuna antivariólica era tan extraordinaria que ninguna persona que aún recordase el horror precedente dejó de inmunizar a sus hijos.
Los estados tomaron cartas en el asunto y cada vez más países decretaron la vacunación obligatoria como materia de salud pública. Así, este antiguo espanto que había cegado y matado a nuestros hijos por millones desde los orígenes de la civilización comenzó a desaparecer de grandes extensiones del mundo. Siguiendo la estela de Jenner, pronto surgieron vacunas contra muchas viejas maldiciones más: el tifus, la rabia, la difteria, la tos ferina, la rubéola. Cosas que se nos comían por millones y que ya no lo hacen.
Pero la viruela, como causante de la mayor parte de la mortalidad infantil y de la ceguera históricas, seguía siendo el mayor enemigo a batir. Durante el siglo XIX, el virus de la viruela bovina utilizado por Jenner fue sustituido por una variante ligeramente distinta aunque aún más eficaz e inocua, llamado directamente vaccinia. Y el viejo enemigo se disipó en el viento, al menos en los países desarrollados. A mediados del siglo XX, tanto en Europa como en Norteamérica como en la URSS los casos de viruela eran ya marginales. En 1950, una campaña a gran escala desarrollada por la Organización Panamericana de la Salud erradicó por completo la enfermedad de este continente, salvo algunos casos residuales en cuatro países. Sin embargo, en otras naciones –sobre todo africanas y asiáticas– la viruela seguía constituyendo la misma maldición que siempre, a pesar de sus antiguas técnicas de inoculación. En pleno siglo XX, aún mató a entre trescientos y quinientos millones de personas, sobre todo niños.
En 1953, el primer director general de la Organización Mundial de la Salud propuso por primera vez a la 6ª asamblea general la posibilidad de erradicar la viruela del mundo entero. Sin embargo, tras extensos debates, la idea se consideró poco realista y la 8ª asamblea general de 1955 adoptó una resolución típicamente ambigua (WHA8.38) donde se pedía a todas las autoridades sanitarias que realizaran las campañas necesarias pero sin explicar cómo, dónde ni con qué medios. Faltaba un empujón. Un enorme empujón.
La enorme idea del viceministro Viktor Zhdanov.
Durante el periodo zarista, la viruela fue en el atrasado Imperio Ruso un constante manto de muerte y desolación. Tras la Revolución de 1917, diversas campañas de vacunación redujeron los casos a un mínimo, con tanto éxito que las autoridades soviéticas quedaron muy favorablemente impresionadas. Sin embargo, la URSS se enfrentaba a un constante riesgo de reinfecciones procedentes del Asia Central, sobre todo desde Afganistán e Irán.
Y es aquí donde nos encontramos con otro hombre notable: el Viceministro de Sanidad soviético Viktor Zhdanov, médico, antiguo director del Instituto Ivanovsky y miembro de la Academia de Ciencias de la URSS (no confundir con el corredor de maratón). Encargado de tratar con las enfermedades infecciosas en el mayor país del mundo, el doctor Zhdanov era sin duda alguien acostumbrado a pensar en grande. Y pensó muy grande, y muy bien.
En 1958, el doctor Zhdanov acudió a la 11ª Asamblea de la Organización Mundial de la Salud con una idea. Una idea enorme. Esta asamblea se celebraba en la ciudad norteamericana de Minneapolis y cuando Viktor Zhdanov subió a la tribuna de oradores, comenzó su discurso con las siguientes palabras:
"En 1806, el Presidente de los Estados Unidos Thomas Jefferson dijo en su carta a Jenner: 'es gracias a su descubrimiento que en el futuro los pueblos del mundo tendrán conocimiento de esta repulsiva enfermedad de la viruela sólo gracias a las tradiciones antiguas'. Hoy, ha llegado el día de dar cumplimiento a sus palabras."
A lo largo de la siguiente hora, el doctor Zhdanov desgranó un sofisticado plan de alcance mundial para erradicar definitivamente la viruela del planeta Tierra durante los siguientes cinco años. El informe Zhdanov proponía una inmensa campaña de vacunación y revacunación por todo el globo, empezando por las regiones donde era endémica. Recomendó que esta campaña fuera obligatoria en todos los países, y sugirió usar un determinado tipo de vacuna. Apuntó que debía usarse algo parecido al sistema utilizado en el control de brotes virulentos, tratando al mundo entero como si todo él estuviera sufriendo uno de estos brotes virulentos. Aseguró el apoyo de la Unión Soviética a su propuesta. Y, para demostrarlo, puso encima de la mesa un equipo de casi mil médicos y los primeros veinticinco millones de dosis, más otros dos que aportaba Cuba.
A muchos delegados les pareció demasiado optimista, pero a otros tantos les pareció complicado quedarse fuera cuando Zhdanov vino a dejar caer que la URSS ya había entrado en contacto con varios gobiernos para lanzar el programa por iniciativa propia si no era adoptado. Fue adoptado, aunque sólo por dos votos de diferencia. La histórica declaración WHA11.54 de la Organización Mundial de la Salud recogía el plan de Zhdanov al completo, con algunas modificaciones secundarias, y a partir de 1959 comenzó a implementarse.
Se formaron asistentes sanitarios en todos los países para llevar la campaña de erradicación hasta el último rincón del mundo. Los médicos de Zhdanov y otros miles más se repartieron por todos los continentes, islas e islotes hasta asegurarse de que llegaban a todas partes. Y el plan del doctor Zhdanov funcionó. Lo que, probablemente, le convierta en el mayor salvador de vidas –y ojos– infantiles de la historia de la humanidad.
La perseverante misión del doctor Henderson.
Fueron muchas las personas de todas las naciones que participaron en el plan Zhdanov de la OMS para erradicar definitivamente la viruela del planeta Tierra. No pudo ser en cinco años, pero sí en quince. Entre todas estas personas destaca otro médico, en este caso estadounidense: el doctor Donald Henderson. Donald Henderson, un epidemiólogo, fue el jefe del programa de erradicación según el plan Zhdanov a partir de 1967; en esos momentos, todavía morían dos millones de personas de viruela al año. Y recorrió el mundo entero palmo a palmo como quien dice, hasta asegurarse de que no quedaba ni un solo caso de viruela en ningún lugar.
Durante el brote epidémico de 1974 en la India –el peor del siglo XX, que hizo pensar a muchos que el plan Zhdanov estaba fallando–, Henderson lo consideró una oportunidad única para golpear al corazón de la viruela en su guarida más profunda y endémica, donde se consideraba un hecho natural de la vida. Echaron el resto. A finales de año, el médico norteamericano declaraba desde Nueva Delhi:
"Si el interés y la preocupación por terminar con la viruela pueden mantenerse durante los próximos meses, está hecho. No creemos que estemos siendo demasiado confiados. En torno a junio de 1975, esperamos haber acabado con la viruela en Asia."
Fue en octubre. En octubre de 1975, una niña bangladeshí de dos años de edad llamada Rahima Banu se convertía en la última víctima natural de viruela mayor en el mundo (y sobrevivió). En 1977, uno de los muchos vacunadores temporales africanos llamado Ali Maow Maalin se contagió de viruela menor durante un viaje a una aldea remota donde le habían dicho que había dos niños con la enfermedad, pero sobrevivió también. En 1978, la fotógrafa médica Janet Parker se infectó con una muestra en la Universidad de Birmingham, pereciendo poco después; el médico responsable, el profesor Henry Bedson, se suicidó a continuación.
Y nunca más. Se acabó. La viruela había sido erradicada de la faz de la Tierra. Nuestro viejo enemigo, la Variola Rex, ya no era más. Incontables generaciones futuras estaban a salvo por fin.
Atlanta, Novosibirsk.
Actualmente, se conservan (al menos legalmente) dos únicas muestras de viruela en el mundo entero. Ambas se encuentran en los niveles más profundos de dos laboratorios con nivel de bioseguridad 4: el Centro de Control de Enfermedades de Atlanta (EEUU) y el Instituto VECTOR de Novosibirsk (Rusia). Ha habido diversas iniciativas para destruirlas también, sobre todo ahora que ya no se vacuna a nadie contra la viruela debido a que es innecesario; eso significa que un nuevo brote –por accidente o en un acto de guerra biológica– podría afectar gravemente a muchísima gente, sobre todo gente joven.
La verdad es que, pese a su peligrosidad, la viruela no es un candidato óptimo para la guerra biológica debido a tres razones: su limitado tiempo de supervivencia fuera de entornos favorables al virus, la inexistencia de reservorios paralelos al propio ser humano y la probabilidad cierta de que la infección se extienda incontrolablemente, dañando así también al atacante; por otra parte, resultaría bastante fácil y rápido inocular a la tropa y a la población como ya se hizo para erradicarla. Estas características dificultan su militarización, dispersión, control y efectividad. No es imposible superarlas, y además hablamos de un virus con extensas posibilidades de modificación genética, pero desde luego existen alternativas mejores.
Por si sirve de ejemplo, en 1972 se produjo el último brote de viruela en Europa, seis años antes de su erradicación final en todo el mundo. Ocurrió en la Yugoslavia del mariscal Tito, donde la enfermedad ya se había extinguido tiempo atrás: un albanokosovar musulmán se fue de peregrinaje a alguna ciudad santa islámica y algo más tuvo que hacer aparte de peregrinar, porque volvió con una estupenda viruela mayor (en aquella época era ya también rara en los países árabes). El caso es que a su regreso contagió a un total de 175 personas, lo que produjo 35 defunciones.
La respuesta del gobierno yugoslavo fue instantánea y radical. En cuanto tuvieron conocimiento del problema, entraron en contacto con la Organización Mundial de la Salud (primer acierto: no ocultarlo, sino anunciarlo y pedir ayuda); declararon la ley marcial y la cuarentena allá donde aparecía un caso (segundo acierto: compartimentar el avance de la enfermedad); y re-vacunaron rápidamente a toda la población por si las moscas, empezando por los colegios y centros de trabajo pero terminando por todo el mundo (tercer acierto: bloquear e imposibilitar su extensión). En siete semanas y pico la viruela había desaparecido otra vez de Yugoslavia, en esta ocasión para no regresar jamás.
Si hoy en día "hay mucho cáncer" y esas cosas que se dicen, es porque ya no nos morimos de casi ninguna otra cosa y hay que esperar a que nos mate algo que aún no hayamos dominado completamente. Sobre todo, ya no nos morimos de niños como chinches. El país del mundo con la peor tasa de mortalidad infantil del presente (Sierra Leona, 160,3 por mil) tiene la mitad de la que había en el corazón de Europa o cualquier otro lugar del planeta hace doscientos años. Y la vacunación, junto a la seguridad alimentaria y del agua, es la gran protagonista de esta obra maravillosa que aún debemos completar.
Un artículo IMPRESIONANTE. Es un tema que me apasiona, y es el mejor que he leído nunca. Con su permiso, lo usaré el curso que viene en mis clases
ResponderEliminarGenial artículo, una documentación amplísima y exhaustiva, y muy bien contado. Enhorabuena.
ResponderEliminarMagnifico artículo, es un placer sentarse tranquilamente a disfrutar de una lectura de este calibre.
ResponderEliminar¡Bravo! Increible post e increible toda la investigación que has tenido que llevar a cabo. Eso sin contar cómo lo has expuesto. Ha sido un placer leerlo.
ResponderEliminarMi profesor de Enfermedades Infecciosas en la facultad de Veterinaria pasó bastante por encima las distintas variantes de viruelas. De hecho hizo una pequeña mención al virus vacunal, más por su relevancia que por su importancia en la sanidad animal.
Sin embargo, cuando tratamos la fiebre aftosa durante casi una semana, una cosa nos dejó muy clara. Pese a ser un virus que no afecta a los humanos, sus repercusiones a nivel de logística sanitaria, cierre de fronteras y daño económico le hacen candidato perfecto para la guerra biológica.
En fin, sólo un comentario tangencial de parte de una veterinaria.
Yuri, eres el rey. El tuyo es el mejor artículo de la prensa diaria española. Aún no sé cómo te las apañas para saber tantas cosas...
ResponderEliminarY ahora a esperar que vengan los iluminados modernos a decirnos que las vacunas son muy peligrosas para los niños porque causan autismo y/o son una conspiración de las farmaceuticas para sacarnos los cuartos...
ResponderEliminarMagnífico artículo. Le pondría como subtítulo: "seamos realistas, pidamos lo imposible", y es que la erradicación de una enfermedad que durante tantos años fue seguramente el deseo de todos (ricos y pobres sin distinción), está ya plenamente asumida.
ResponderEliminar¿Podríamos reclamar también la erradicación de otras enfermedades... por no hablar del hambre?
Impresionante el articulo. Muy interesante
ResponderEliminarMuy buen articulo, muy bien explicado documentado y detallado.
ResponderEliminarBravo!
Este blog, es el mejor de todos los que leo, y no son pocos. Haces un trabajo histórico-científico completísimo, y lo escribes todo de forma que sea muy entretenido. Muchas gracias por tu dedicación :)
ResponderEliminarGrandioso articulo en tu linea
ResponderEliminarUna anecdota, no se si falsa pero muy bonita.
En europa (justo antes de la revolucion industrial creo) se pusieron de moda los cuentos infantiles donde se ponia enfasis en la belleza de una niña-chica lechera sobre todo en su tersa piel...se cuenta que el origen de dicha leyenda era justamente la viruela de las vacas y la proteccion que daban a esas niñas.
Te faltó citar la odisea Balmis contra la viruela o como se llevó la vacuna a América
ResponderEliminarhttp://www.buscasalud.com/boletin/analisis/2004_03_22_17_11_59.html
;-)
Muy interesante, un gran trabajo
ResponderEliminaryuri, me parece observar cierto desprecio en tu
ResponderEliminar"Aunque generalmente se considera una expresión de la medicina ayurvédica, el capítulo dedicado a la viruela hace menos hincapié en los holismos y refleja como mínimo una remota comprensión de los fundamentos de la teoría microbiana de la enfermedad."
parece que das a entender que, como por una vez acertaron, lo hacen de casualidad y saltándose sus principios.
te recuerdo que estamos hablando del siglo VIII, cuando en europa se arreglaban las cosas a base de oración y sangrías. y también que los médicos occidentales empezaron a lavarse las manos ANTES de operar hace menos de 200 años. y leeuwenhoek y pasteur también son casi, casi, contemporáneos.
por otra parte me parece que olvidaste a propósito mencionar que el fundamento de la vacuna es homeopático. con ello no justifico la homeopatía consistente en administrar agua destilada con energías chorras, flores de bach y panoyadas afines.
pero sí la homeopatía desde su concepción pura y dura, presente en su etimología: luchar contra la enfermedad utilizando la propia enfermedad. cosa de lo más "holística".
Lo que dices en el último párrafo lo digo yo muchas veces: por supuesto que hay mucho cáncer, porque ahora la medicina nos da la oportunidad de vivir lo bastante como para que aparezca.
ResponderEliminar#Voet "olvidaste a propósito mencionar que el fundamento de la vacuna es homeopático"
ResponderEliminar"luchar contra la enfermedad utilizando la propia enfermedad"
La vacuna es un medio para que nuestro cuerpo luche (aprenda a luchar) contra la enfermedad. La vacuna no cura. Así que cualquier relación tangencial que puedas hallar con la homeopatía es falsa.
Ademas si a la homeopatia le quitas la "energia del agua", la "sucusion", la dilucion extrema (lo que le puede dar un cierto tinte logico)... ¿que te queda?. Una religion sin dios. Reza y te curará (o no).
Y si, quizas la medicina moderna no tenga mas de 200 años, pero en ese corto espacio de tiempo ha logrado más que cualquier otra tecnica sanatoria en la historia, tanto a nivel de exito (esperanza de vida, supervivencia,...) como a nivel de conocimiento (ahora sabemos porque y como se muere la gente).
Todavia queda camino que recorrer, pero todo se andará.
Me parece que los datos de la ultima persona con viruela son poco fiables, yo contraje la enfermedad en 1983, y algunos niños mas durante ese año en mi pueblo
ResponderEliminarUna gran historia relacionada con la vacuna de la viruela es la llamada "expedición de la vacuna"
ResponderEliminarUn extenso documento se puede leer en la web de la asociación española de pediatría
http://www.aeped.es/documentos/en-nombre-los-ninos-real-expedicion-filantropica-vacuna-1803-180
Garvm
@Voet, el principio de la vacunacion no es homeopatico. No se "diluyen" los virus hasta que no queda nada. Se pone al cuerpo humano en contacto con una cantidad mensurable de proteina viricas. Si la cantidad es menor de cierto minimo, la vacuna no funciona.
ResponderEliminarPor cierto, genial articulo, Yuri. Solo un pequeño apunte: debido a que la descripcion de la enfermedad es ambigua, no es seguro que la causa de la Peste Antonina sea la viruela. Existe cierta discusion sobre si fue o no viruela, sarampion u otra enfermedad.
ResponderEliminarExcelente artículo. Cuentan que cuando Colón llegó a las Antillas en 1492 y vio a los nativos, dijo que eran “de agradable rostro y de bellas facciones”, así como “de estatura mediana, bien formados, de buenas carnes”. Pero su aspecto saludable ocultaba su vulnerabilidad a las enfermedades del Viejo Mundo.
ResponderEliminarEn 1518 se produjo un brote de viruela en la isla de La Española, y como los nativos nunca habían estado expuestos al virus, los efectos fueron catastróficos. Un testigo presencial español calculó que solo sobrevivieron 1.000 isleños. La epidemia pronto se propagó a México y el Perú, con consecuencias similares.
Un siglo después, cuando los primeros colonos —conocidos como los peregrinos— llegaron a la región norteamericana de Massachusetts, la encontraron prácticamente despoblada por causa de la viruela. “Casi todos los nativos han muerto de viruela”, escribió John Winthrop, jefe de la gran emigración hacia Nueva Inglaterra.
se me olvidaba, para más información aconsejo la lectura de g02 22/09 9
ResponderEliminarun saludo
Excepcional!. Gracias, gracias, gracias.
ResponderEliminarMe ha encantado Yuri, eres un crack. El cartel de biosafety en inglés y ruso me lo guardo para hacer una impresión bien tocha y adornar la puerta de mi dormitorio.
ResponderEliminarRicardo:
ResponderEliminarGracias y no sólo es que tienes permiso, es que para mí es un orgullo. :)
Tharasia, Antonio:
Gracias, gracias. :)
Leydhen:
La fiebre aftosa es otra de esas "cosillas" que hay que vigilar de cerca. Gracias a ti también.
García Risueño:
¡Ya será menos! :-D
Gel:
Pues sí... cosas del mundo moderno y de las opiniones y los ombligos...
Es una suerte que la gente ya haya podido olvidarse de cómo iba esto hace tan poco tiempo.
David:
Podríamos, podríamos. Pero la verdad es que se han hecho muchos avances. Incluso en los peores pudrideros del Tercer Mundo, hay hoy en día cosas que hace unas décadas no se podían ni soñar. Hace falta mucho más, y perseverar, pero el camino es bueno; sólo que muy lento para nuestro gusto.
Aitor, Esteban:
¿Qué puedo decir? Gracias. :)
Placeres:
Pues es posible... a mal tiempo, buena cara. :D
Emosqueira:
Me faltó citar un montón de cosas. El tiempo es limitado y el tamaño de un post, también. En general me dicen que me extiendo demasiado. :D
Miguel:
Gracias.
Voet:
Nunca estamos de acuerdo. :D
Te digo un poco lo que ya te han dicho: "homeopatía" significa más cosas que "combatir la enfermedad con la enfermedad". De hecho, la homeopatía es una interpretación errónea y sobregeneralizadora de la vacunación (revisa la cronología).
Y no hay desprecio con respecto al texto sánscrito; lo que ocurre es que el resto no sirve prácticamente para nada pero ese capítulo sí, *precisamente* porque muestra una primitiva comprensión de la teoría microbiana de la enfermedad.
Sinónimo:
Así es. Nos morimos de "cosas raras" que ahora se han vuelto comunes porque lo que nos mataba a cascoporro ya tiene fácil curación.
Herrero:
Eso mismo.
ALF:
Eso no me parece posible. Contraerías la varicela o algo por el estilo. En 1983 ya no había viruela sobre la faz de la Tierra.
Jose/Garvm:
Esa es otra de las cosas que se me quedaron en el tintero (y además no la tenía con ese grado de exhaustividad y precisión). Tuve que concentrarme en el "combate global".
Javi:
Eso mismo a ti también. :)
Sí, no es seguro por completo que la peste antonina fuera viruela, pero muy bien podría serlo.
Francisco:
Así fue. Tu segundo mensaje (eso de "g02 22/09 9" no lo he entendido).
Dani:
Gracias, gracias, gracias. :D
Cerdo:
Hay quien lo prefiere en la puerta del retrete. ;) Gracias a ti también.
Yuri, hace unos meses encargaron a mi hija un trabajo de clase sobre una enfermedad, a escoger. Le recomendé la viruela, porque tenía un trasfondo optimista que invitaba a la reflexión sobre el poder que tiene -tenemos- la humanidad. Evidentemente tu artículo es mucho mejor que el de mi hija (ella acaba de terminar primaria hace unos días), pero me alegra comprobar que su investigación siguió los mismos pasos que la tuya. Con tu permiso, contarás a partir de ahora con una lectora menor de edad, si acepta mi recomendación de pasarse por estas páginas.
ResponderEliminarGracias.
Eladio.
Eladio:
ResponderEliminarEso es siempre un placer. ;) Y bienvenida a la jovenzuela. :D
Noto bastante en falta la presencia de Xavier Balmis en este artículo, lo siento.
ResponderEliminar----------
ResponderEliminarjavi: "diluir los virus hasta que no queda nada".
es que una cosa es la homeopatía y otra la tomadura de pelo de vender agua destilada.
de todos modos te doy la razón porque parece ser que, efectivamente, cuando se habla de "homeopatía" parece referirse exclusivamente al asunto de las diluciones sucesivas.
la persona que me habló hace años del tema, médico, insistió en distinguir entre el sentido estricto de lo homeopático como utilización del causante de la enfermedad, en bajas dosis, contra o como prevención de la enfermedad. es decir, que me explicó que las vacunas eran una forma de homeopatía. y hasta cierto punto, tiene mucha razón.
pero veo que no era una explicación correcta, o que al menos coincide con la aceptada universalmente. soy un gusano.
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yuri: precisamente a eso me refiero; que no valoras en absoluto la medicina ayurvédica en conjunto, cuando es ciertamente estimable, aunque sea en un sentido meramente histórico. y mientras no mate a nadie.
Bueno, hoy en día nos morimos más de cáncer por que no nos morimos de otra cosa... y porque hay más elementos cancerígenos en nuestro entorno. La capa de ozono, productos radiactivos (pruebas nucleares, accidentes...) sustancias químicas, hábitos alimentarios... Incluso las pruebas médicas que se usan para detectar el cáncer tienen una ligera probabilidad de causar otro.
ResponderEliminarA mi lo que me preocupa sobretodo son las armas nucleares, que no solo matan donde se tiran, sino que su radiactividad se extiende de forma global aumentando un poco la dosis de radiactividad en todo el mundo. Una sola arma produce un aumento muy ligero, pero muchos pocos pueden hacer un algo.
¡Increíble cómo pudieron llegar hasta la última zona del mundo para erradicar la enfermedad! ¡Y todo eso sin tener Internet!
ResponderEliminarSi Madagascar cierra las fronteras, estaremos a salvo. (a ver alguien pilla la referencia)
ResponderEliminarMi abuela pasó la viruela de niña, y la sobrevivió, eso si, con unas marcas bien visibles por todo el rostro. Y vivió hasta los 98 años, sobreviviendo incluso a una rotura de cadera (mortal en otros tiempos). Excelente artículo, Yuri, es el mejor blog que sigo.
Creo que erradicar completamente otras enfermedades es mucho más difícil porque, al contrario que la viruela, tienen otros reservorios animales o insectos, donde se pueden refugiar si no hay humanos susceptibles de ser infectados.
Impresionante artículo. No sólo porque la historia que presenta sea increible y muy interesante, sino porque la calidad del mismo es enorme.
ResponderEliminarEnhorabuena Yuri, menudo trabajo.
Fernando José, creo que yo también he jugado a eso ;)
ResponderEliminarExcelente artículo!
ResponderEliminarMaravilloso artículo, como siempre Yuri.
ResponderEliminarBRAVO!!!!!!!.Saludos desde VLC
ResponderEliminar¿Has pensado publicar tus artículos en un libro impreso o ebook?
ResponderEliminarYo me lo compraría.
Genial frase para terminar el artículo: Si hoy en día "hay mucho cáncer" y esas cosas que se dicen, es porque ya no nos morimos de casi ninguna otra cosa y hay que esperar a que nos mate algo que aún no hayamos dominado completamente.
ResponderEliminarQuizá la Viruela es el caso más impresionant de todas las luchas contra las distintas enfermedades con las que se ha encontrado el hombre a lo largo de la historia, pero hay otras muchas que han facilitado en gran parte la notable mejora en la calidad de vida de las últimas décadas.
De nuevo, y para no variar, felicidades por el artículo. Por la historia y por la forma de contarla.
Excelente el post!
ResponderEliminares maravillosa tu capacidad para explicar la ciencia y sus avances, a través historias entretenidas, didácticas y cautivantes.
Eres mi storyteller de la ciencia preferido!!!
gracias!
Vero
Extraordinario texto. Uno, quien ya ha nacido en un mundo en el que se ha erradicado esta clase de peligros, puede llegar a olvidar la gravedad de semejante enfermedad en otros tiempos y otros lugares (a veces no muy distantes en realidad), y los logros extraordinarios que con la ciencia se ha obtenido, para beneficio de todos.
ResponderEliminarFelicitaciones.
vaya me he quedado sorprendido acostumbraba leerte una que otra ves hoy el tema me intereso y empeze a leerte y mira me he quedado mas de 2 horas x aca... tienes un estilo excelente para narrar ademas concuerdo perfectamente contigo en que a pesar de nuestros problemas actuales la humanidad seguira adelante... solo me resta felicitarte y sigue con este excelente trabajo que ya te has ganado un adepto mas...
ResponderEliminarpd. es super dificilisimo encontrar en español el nombre de los 2 laboratorios q tienen una muestra legal de la viruela y en este articulo esta escrito como si nada!!! un gran logro y fuente de informacion increible!!
Genial post Yuri! Soy nuevo en tu blog pero me quedaré mucho tiempo por aquí. Lo bueno de descubrir un nuevo blog es que está "virgen" para mirar por todos sitios!!
ResponderEliminarMiguel
Me sumo a la propuesta de Destornillador. Un ebook, un libro, un .rar con todos tus artículos... lo que sea, pero sería una gozada. =)
ResponderEliminar"Y, para demostrarlo, puso encima de la mesa un equipo de casi mil médicos y los primeros veinticinco millones de dosis, más otros dos que aportaba Cuba."
ResponderEliminar¿Qué tipo de relaciones tenían la URSS y la Cuba de Batista en ese momento?
Te felicito Yuri. Soy un ferviente seguidor tuyo desde hace tiempo y siempre me ha impresionado tu capacidad divulgativa. Y aunque parece que tu formación y vocación está mas inclinada hacia otras áres de conocimiento, cuando abordas temas médicos no pierdes tu amenidad y rigor científico. Soy médico especialista en medicina preventiva y salud pública y doy fé que este artículo es excepcional.
ResponderEliminarTe sugiero que abordes con frecuencia temas de medicina preventiva (etiología, patología y prevención del tabaquismo, arterioesclerosis, diabetes, etc.). Además de realizar artículos brillantes puedes ayudar a muchísma gente. Basilio Bernad
Esta ya dicho, pero de todos modos: Genial artículo,Yuri. Es muy dificil hacer lo que tu haces, una divulgacion cientifica genial, la gente se entera, y , a la vez, con una solida base cientifica, sin caer en simplificaciones excesivas, que a veces molestan a los expertos en la materia :-).
ResponderEliminarLa verdad es que es admirable, me doy cuenta cada vez que leo un articulo tuyo sobre que algo que domino aceptablemente bien (Como por ejemplo, este caso), con lo cual, me son muy utiles otros articulos tuyos en temas que domino peor o nada en absoluto, me sirven mucho para introducirme en ellos.
Bueno, por echarle una mano a nuestro viejo compañero, el "Poxvirus variolae" (Coño, que el pobre solo queria vivir, a nuestra costa, eso si), decir que unas modificaciones efectuadas a algunos virus de su familia (El virus vacunal, por ejemplo, que tanto nos ayudo), han dado resultados prometedores en terminos de lucha contra el cancer:
http://www.jci.org/articles/view/32727/version/2
http://cancerres.aacrjournals.org/content/67/20/10038.abstract
(Ariculos en Ingles, y hace falta cierto nivel en Biologia molecular)
Resumidamente, modifican el virus para que ataque celulas cancerosas especificamente (SI, la divulgacion se me da mucho peor que a Yuri, :-))
Saludos
Joder:
ResponderEliminarYa... supongo que debería haberle dedicado al menos una línea, ¿verdad? Intentaré arreglarlo en el futuro. ;-)
Voet:
No eres ningún gusano. :-) Pero la homeopatía tiene una historia y una práctica determinada... no es una "palabra en el aire".
ZuperTruko:
En mi opinión, las tasas por esas fuentes son muy bajas. El hecho seguro es que ahora vivimos mucho y muchos, hasta que nos encontramos por el camino con el cáncer, el corazón o la carretera. Antes era mucha menos la gente que llegaba hasta ahí.
Josechu:
¿A que sí? :-D
Fernando José:
Yo también he jugado. :-D
Sí, en cierto modo la viruela era "fácil" (¡ejem...!). Pero su enorme extensión la hacía muy difícil. Lo hicimos. ;-)
Ender, Steavi, Nestorgf87, Francisco:
Gracias, gracias. :-)
Destornillador:
Pues no te voy a decir que no...
Andrés:
Razón tienes. Ahora lo cambio. :-)
Milhaud, Bitacoradeperspectivas, Daniel, Nicolás, Miguel:
Gracias a vosotr@s también.
Raúl:
Como insistáis mucho igual lo hago. :-D
Burke:
¡Muy bien observado! Pues parece ser que así fue, según el informe de la OMS sobre la historia de la erradicación:
"Immediately after the Health Assembly,
the Executive Board met and formally accepted
the gift of freeze-dried vaccine from
the USSR, as well as 2 million doses of
glycerolated vaccine offered by Cuba."
Es posible que se encontrara entre los países que votaron a favor y "no quisiera quedarse atrás"; la verdad es que ignoro los detalles. Pero me has picado la curiosidad, algo más encontraré. ;-)
Rcubo:
ResponderEliminarSe hace lo que se puede. :-D No, seguro que cometeré errores de vez en cuando (¡soy humano!), pero me doy con un canto en los dientes si consigo mantenerlos generalmente por debajo de un nivel razonable. Supongo que habrá días en que estaré más afortunado que otros, como todo el mundo.
Interesante lo que comentas sobre los primos hermanos de este virus...
Al parecer los Zhdanov debían de ser una familia muy inquieta... cuando leí el nombre pensé en otro, Andrei, que es un poco el anticristo de los músicos.
ResponderEliminarEn fin, uno de esos casos positivos de la guerra fría (hoy en día nadie haría algo así).
Enhorabuena en general.
Buenas Yuri!!
ResponderEliminarEn primer lugar dar mi más sincera enhorabuena a tu blog y los artículos de divulgación tan interesantes que publicas en tu página. La verdad es que me tienes bastante despistado porque escribes sobre tantos temas de forma tan documentada que no sabría decir cuál es tu especialidad (físico, biólogo, ingeniero...). De cualquier modo, todos tus artículos tienen una calidad sobresaliente, muchas gracias por compartirlos con tod@s.
En cuanto a este último artículo, me ha surgido una duda a raíz de tu última afirmación sobre el cáncer (bueno, también viene a colación de la erradicación de la viruela). Antes de nada quiero dejar claro que estoy absolutamente a favor de todo lo que permita salvar vidas así como de mejorar la calidad de las mismas (en el caso de la viruela, que los supervivientes no se queden ciegos, sin marcas, etc), porque sé que lo que te voy a proponer podría malinterpretarse.
Pues bien, me surge la duda de que a lo largo de la historia, enfermedades como la viruela han "servido" para mantener la población mundial con un crecimiento relativamente lento. Sin embargo, con descubrimientos como este, así como la cura de otras enfermedades o la eliminación de las barreras de selección natural que tradicionalmente han existido para los individuos más débiles (personas mayores, de constitución débil o con minusvalías físicas/psíquicas), en este último siglo la población se ha disparado de forma alarmante.
Teniendo en cuenta que los recursos de nuestro planeta no son ilimitados (alimentación, energía, ...), me gustaría proponerte que abordaras este tema en uno de tus futuros artículos ya que creo que es un grandísimo problema al que se enfrenta la sociedad actual. Por supuesto que no estoy proponiendo animaladas como reducir la población actual con métodos drásticos, sino de encontrar de alguna forma un equilibrio sostenible que no haga que, como con las colonias de bacterias, acabemos "devorándonos" a nosotros mismos.
Me parece un tema interesante del que me gustaría saber qué posibles soluciones se están tratando. Creo que también sería necesario un planteamiento más riguroso con todos los factores que pueden afectar a la variación de la población (migraciones, enfermedades, alimentación, calidad de vida, convivencia, etc)
Perdón por enrollarme tanto y muchas gracias de nuevo por tu blog y por si te has leído esto. Un saludo!!
Gracias por este artículo.
ResponderEliminarTengo terror a las armas biològicas usadas por el terrorismo.
Enrique. A esa solución ya hemos llegado en los países industrializados, en los que no tenemos hijos suficientes ni siquiera para reemplazar a los que ya estamos aquí.
ResponderEliminarY, al parecer, es una consecuencia del desarrollo económico.
Un articulo genial Yuri, como todos los tuyos. la primera imagen me ha dejado KO, se me han saltado las lagrimas. una prueba mas de que si dios existe, es un hijo de puta sin corazon. de eso, y de que cuando la raza humana se propone algo, no puede haber nada lo suficientemente dificil para pararla. Gracias por escribir yuri.
ResponderEliminarpor cierto, siempre me he preguntado... cual es tu especialidad? yo diria que la fisica (concretamente, la que se refiere al espacio y a las grandes masas) aunque te veo en todos lados.
@Enrique:
ResponderEliminarEl crecimiento desmedido de la población se da precisamente en los paises subdesarrollados, donde se combina una alta natalidad con una alta mortalidad. En esos paises, la única estrategia para conseguir tener algún hijo que llegue a adulto es tener todos los que puedas. En cambio, en los paises desarrollados, puedes estar casi seguro que todos los que tengas sobrevivirán, por lo que puedes plantearte la planificación familiar.
Hola Jose y Javi,
ResponderEliminarMuchas gracias por responder. Efectivamente, hay países desarrollados en los que la población está menguando en lugar de crecer, y además se está haciendo más vieja debido a los avances en medicina y calidad de vida. Sin embargo, hay otros países como Japón (que es desarrollado) que tienen un gran índice demográfico. Quiero decir, ¿por qué España tiene 45 millones de habitantes mientras que Japón, con menor superficie, tiene más de 150 millones? Ambos países son desarrollados y su crecimiento no ha sido el mismo. ¿Qué factores influyen en esta gran diferencia?
Por otro lado, pese a que estoy de acuerdo en lo que comentáis sobre los países subdesarrollados, según ese principio la población mundial debería ser estable y sin embargo sigue creciendo (aunque a menor ritmo que en la segunda mitad del siglo pasado, supongo que en parte gracias a la erradicación de la viruela). ¿Hay alguna previsión de que este crecimiento cambie? ¿Debido a qué factores?
Migración de la población, desarrollo, salubridad, cultura, ... Estos y muchos más factores parecen influir, pero no quiero perder el objetivo de mi primer mensaje: la población no puede aumentar indefinidamente porque el planeta se nos queda pequeño. Hay que buscar soluciones a este problema, y creo que sería interesante una investigación más en profundidad sobre este tema y cómo cada uno de los factores afectan. Pero por supuesto esto es sólo mi opinión.
Muchas gracias una vez más por vuestras respuestas y un saludo
Hola, Enrique.
ResponderEliminarEl que Japón tenga más habitantes que España depende de muchos factores, fundamentalmente por su historia, las guerras, epidemias que haya pasado, la disponibilidad de recursos naturales, etc. Ten en cuenta, por ejemplo, que España estuvo durante siglos perdiendo constantemente población debido a la conquista de América, mientras que Japón estuvo prácticamente aislado hasta el siglo XIX.
En cuanto a lo de los paises subdesarrollados, lo que te he comentado no implica que la población se estabilice. Ten en cuenta que, en una situación tan inestable como la de esos paises, cada uno intenta tener todos los hijos que pueda, por lo que tienes bastantes posibilidades de que te sobrevivan más de dos, con lo que ya tienes un crecimiento de población. Si en esos paises se producen mejoras sanitarias lo bastante pequeñas como para que no cambie la mentalidad de la gente en este sentido, pero lo suficiente como para aumentar la supervivencia infantil un 4 o un 5%, eso significa que te empieza a crecer la población un 4 o un 5% más rápido.
Por supuesto, la población no puede crecer nunca por encima de los recursos disponibles, por eso en la antigüedad se alternaban los periodos de crecimiento de la población con los de mortalidades masivas por epidemias, guerras, hambrunas, etc. Evidentemente hay que controlar la población, pero ¿cómo le dices tú a alguien que sólo puede tener dos hijos, sabiendo que eso le representa un 50 o un 60% de posibilidades de que no le sobreviva ninguno?
Un saludo.
Soy lector asidudo de tu blog y me gustaría felicitarte por este excelente artículo. También soy médico y he de reconocer como ya se ha dicho que el post es brillante pese a que ni siquiera es tu campo, como ha ocurrido con otros post sobre temas sanitarios.
ResponderEliminarPor lo demás solo quería puntualizar tu referencia a la utilización de la viruela como arma biológica y es que aunque no es el mejor candidato, tampoco es el peor, ya que al contrario de lo que dices, no sería tan rápido inocular a la población con la vacuna de la viruela. El número de dosis de vacuna que existen en el mundo es ridículamente pequeño. Por ejemplo USA solo dispone de 6 a 7 millones de dosis (fabricadas en los años 70), la OMS unas 500.000 dosis, etc. Se calcula que en todo el mundo existen menos de 50 millones de dosis almacenadas. Además, desde que en 1983 dejó de fabricarse la vacuna para uso general, ya no existe infraestructura para producir vacuna en grandes cantidades y personalmente dudo mucho de que incluso haya gente suficiente que sepa hacerlo... Otro problema añadido es que ni la seguridad, ni los métodos de producción de la anterior vacuna serían hoy ya aceptables, pero aún no se ha conseguido desarrollar ninguna vacuna desde entonces.
En fin, aunque el riesgo de ataque bioterrorista con viruela es mínimo (básicamente porque es imposible controlar su expansión y que acabe matándote a tí :P) no es el peor de los agentes posibles y creo que tardaríamos bastante en controlarlo si se se produjera un brote hoy en día.
Que terrorismo horripilante ,mounstruoso ,pero peor es pensar que quienes lo propagan son suicidas.Si son capaces de morir con la bomba ,morir de viruelas les da lo mismo.
ResponderEliminarEsteeeemmm, María, los que usaron la viruela como arma fueron o religiosos cristianos o gobiernos.
ResponderEliminarmuy bueno el articulo me encanto ,
ResponderEliminarpero yo escribo mas novelas cortas y eso
adios